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jueves, marzo 20, 2025

Patrañas desmanteladas

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Por: Carlos Freile

Los lectores recordarán que en 2021 una autoridad de las Primeras Naciones indígenas canadienses acusó a la Iglesia Católica de la muerte de 215 niños sepultados en una fosa común en la escuela de Kamloops. El escándalo explotó con la indignación de los honestos defensores de la vida, de la verdad y de los inocentes, entre ellos The New York Times publicó un artículo con el siguiente título: «Horrible historia: denuncian una fosa común de niños indígenas en Canadá».

¿Se habían hecho prospecciones en los terrenos de la antigua escuela? No. Tan solo se había efectuado una revisión con georadar (GPR, por sus siglas en inglés): las irregularidades detectadas bajo la superficie fueron clasificadas como restos de niños sepultados en una fosa común, sin cruces, ni nombres, ni flores…. La Iglesia católica de Canadá se mostró consternada, el mismo papa pidió perdón en un viaje con ese fin; de todas partes llovieron condenas. El primer ministro Justin Trudeau hasta hace pocos meses insistía en la realidad de esos nefandos crímenes. Las consecuencias llegan hasta hoy: entre otras, se han quemado, destruido, atacado 120 iglesias como rechazo a la maldad de curas y monjas.

Pero la mentira tiene patas cortas cuando se obra con rectitud. Después de una serie de estudios refutando la validez científica de las supuestas pruebas de los delitos denunciados, hace poco más de un año, se publicó un libro revelador, en él, dieciocho investigadores probaron la inexistencia de fosas comunes o cadáveres sepultados de manera criminal. Se trata de “El error de las tumbas. Cómo nos engañaron los medios (y la verdad sobre las escuelas residenciales”, dirigido por C.P. Champion y Tom Flanagan (Grave Error: How The Media Misled Us (And The Truth About Residencial Schools) Foreword by Conrad Black, Ottawa, True North/Dorchester Books, December 4, 2023, 343 p.).

Hay otro pero más: hace unos días, el propio gobierno canadiense ha dado fin a las actividades de la Comisión Nacional Asesora sobre Internados Residenciales, Niños Desaparecidos y Entierros No Marcados, después de que esta entidad presentara su informe en el que indica que no se ha encontrado ni un solo cuerpo en las excavaciones efectuadas en diversas antiguas escuelas. De paso, el presupuesto con que contó ascendió a 216,5 millones de dólares. Insisto: ni un solo cuerpo.

Como era de esperarse, hasta ahora no se han dado peticiones de disculpa por parte de los acusadores, ni reconocimiento de haberse equivocado de quienes se escandalizaron, es más, todavía algunos levantan la voz contra los “negacionistas”. Hace poco se canceló una conferencia del historiador y sacerdote anglicano inglés Lord Biggar en el Regent College de Vancouver por negar la existencia de las fosas comunes. Posiblemente Canadá se halla bajo la consigna de Marcuse de implantar “la tolerancia represiva” o “restrictiva”.

Preguntas no tan al margen: ¿Ayudará el gobierno canadiense a la reconstrucción o reparación de las iglesias vandalizadas?  ¿Se restituirá el buen nombre a las comunidades y personas calumniadas?

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