CIUDAD
Un ciudadano que acudía al CRTV Riobamba, con su motocicleta, fue detenido tras detectarse que la matrícula que presentaba era falsa. El protocolo que se activó, con intervención de la Policía Nacional y la posterior retención del vehículo; todo esto resultó de la ingenuidad, la desinformación o la negligencia de quien confió trámites personales a manos ajenas sin mayor verificación.
Según relató el propio implicado, la matrícula fue gestionada por un “tramitador externo”, alguien a quien le confió la legalización de su motocicleta para “ahorrar tiempo”.
La elección, que parecía práctica, terminó en una decisión con consecuencias legales graves. Hoy, el ciudadano enfrenta un proceso judicial y ha perdido su libertad, acusado de circular con documentos falsificados, aunque alegue desconocimiento. Y aunque el implicado se declare “víctima de buena fe”, lo cierto es que las responsabilidades existen, y en materia de documentos vehiculares no hay margen para la omisión.
En un contexto donde los controles son cada vez más estrictos, la ausencia de rigor en la verificación de los trámites personales puede costar la libertad.
La motocicleta implicada fue trasladada a los patios de retención y el caso ya está en manos de las autoridades judiciales.
La Dirección de Movilidad del cantón ha detectado, en lo que va del año, al menos seis casos similares. Seis matrículas falsificadas que lograron sortear —hasta cierto punto— los filtros establecidos.
Este episodio debe leerse con más cautela y que no quede en una simple anécdota de imprudencia. Es, en esencia, un aviso de que los sistemas legales funcionan solo si todos asumen su rol con seriedad.
Personal del Centro de Revisión Técnica Vehicular (CRTV) de Riobamba detectó la entrega de una matrícula falsificada. En estricto cumplimiento del protocolo, se notificó de inmediato a la Policía Nacional, que, tras la verificación legal correspondiente, procedió con la detención del propietario.
