El martes de esta semana la nación ecuatoriana, sobre todo las mujeres, se volcaron a las calles a protestar ante insólitos sucesos de violencia de género ocurridos en diversas latitudes de la patria.
Aquí en Riobamba, el colectivo “No esperes a que te pase. Todos o nada” consideró que “llegó el momento de decirle basta a la violencia de género y al resto de violencias que no nos permiten vivir en armonía” ¿Qué nos está pasando?-se pregunta- ¿Hasta cuándo? Y con justa razón consideran que “Es necesario ponerle un alto desde la sociedad y el Estado, con la fuerza y la contundencia de liberarnos de tanta violencia y de la indolencia de un pueblo que ve con “normalidad” estas atrocidades”. Y luego pasa a enumerar dramáticamente los hechos de barbarie, la secuencia de terror “de los que hemos sido espectadores” durante la última semana: “En Quito, Martha fue víctima de una atroz violación en un lugar público. En Ibarra, Diana fue asesinada por el padre del niño que llevaba en su vientre, frente a los policías que no fueron capaces de protegerla. La niña Anita, fue violada por su tío en Guano con tan sólo 8 años. Pepe asesinado por una puñalada propinada por otro adolescente y Andrés que prefirió suicidarse a sus tempranos 10 años en Alausí.”
Y queriéndose sanas, vivas, fuertes exigen leyes y ordenanzas, sistema de protección proyectos sostenibles, planes de seguridad social, programas de formación sobre protocolos y formas de intervención en hechos que atenten contra la vida a nivel nacional, provincial, cantonal y parroquial, “para prevenir, detener y actuar en caso de violencia contra la mujer, niños, niñas y adolescentes.”
¡Que pare la violencia ya! Es la dramática proclama, el grito en voz alta, vestida de dignidad y altivez, que centenares de mujeres riobambeñas lanzaron a la conciencia nacional “POR DIANA, MARTHA, ANITA, PEPE, ANDRES. Por todas las voces acalladas por la violencia”.