“¡Que proteste Scarlett Johansson!”

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Alejandra Masson

Entre el sinnúmero de memes compartidos en las redes sociales -con respecto al acto cuasi divino que realizó Mon Laferte en rechazo a la violación de Derechos Humanos que ha vivido Chile-, me encontré con uno en particular que despertó mi espanto y aversión. Pude observar como el bestialismo machista no racionalizaba- una vez más- sobre circunstancias trascendentales para la vida en sociedad y, se centraba en exigir que sea Scarlett Johansson quien realice la protesta, aludiendo a que sus pechos son más voluptuosos que los de Mon Laferte; y lo que es peor, encontrarme a miles de sujetos cibernéticos comentando aberraciones “sobre lo que es obsceno o no”, ante un acto que marcó otro hito en la historia.

En 1949 salía a la luz la obra “El segundo sexo” fundada por una mujer existencialista y feminista: Simone de Beauvoir, quien provocó un revuelo en la sociedad por permitirse escribir sobre aquello considerado “intocable”: la familia tradicional, la maternidad y la iniciación sexual; bofeteando y derrumbando aquella estructura machista institucionalizada por décadas. No faltaron aquellos “eruditos e intelectuales” para ponerle fin al asunto, mencionando que el libro tan solo es “un manual de egoísmo erótico”, “un manifiesto de erotismo sexual”, donde escandalizan los “atrevimientos pornográficos”, llegando a tal punto de calificarla de “sufragista de la sexualidad”. La desnudez se ha representado de muchas formas, la cuestión en particular es, que cuando viene de una mujer, la sociedad resiste y lo declara incorrecto, o como mencionaba en un principio: “solo si entra en los estándares sexualizados es aceptado”. Aún caigo en el asombro y decepción al leer sandeces disfrazadas de argumentos. Estoy de acuerdo que en muchas ocasiones el pensamiento crítico nos alerta de ciertas fallas en el razonamiento que son posibles de corregir a tiempo. Pero al no hacerlo, solo nos encontramos con inteligencias fracasadas, o como lo decía José Antonio Marina: “Si la inteligencia es nuestra salvación, la estupidez es nuestra gran amenaza. Por ello merece ser investigada”. #VivasNosQueremos

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1 COMENTARIO

  1. […] Cuando niños/as sentíamos aquella alucinante fascinación  por las cosas: el caminar de las hormigas, aquel cometa volando por los cielos o la visita a la casa de la abuela. Todo se convertía en momentos sempiternos; el tiempo ni se sentía. Ya caía la noche cuando apenas observábamos los destellos del sol. De repente, aquella vivencia se transformaría en recuerdos. Y así la incomprensión del accionar de los adultos se empezaría a tornar en algo cotidiano. Bastó solo un chisquido de dedos para darme cuenta que ya no era quien fui. Pero la memoria es frágil, y así como las cosas pasan volando, en tan solo un momento pude recordar aquellos tiempos dorados. […]

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