EDUCACIÓN
Con el inicio del nuevo año escolar, Riobamba vuelve al caos vehicular en las inmediaciones de las instituciones educativas. La ciudad despierta entre bocinas, dobles filas y cruces apurados, un escenario que se repite cada temporada y que, aunque las autoridades intentan ordenar, sigue dejando dudas sobre su efectividad.

La Dirección de Movilidad municipal ha desplegado a los Agentes Civiles de Tránsito en las zonas escolares más concurridas, con la misión de guiar la circulación y evitar que los estudiantes queden atrapados entre la imprudencia de conductores y la desesperación de padres por dejar a tiempo a sus hijos.
Según el plan anunciado, la presencia de los uniformados será permanente y no un mero gesto de arranque de ciclo. Las recomendaciones se han expresado; no estacionar en doble fila, reducir la velocidad, moderar el ruido de las motocicletas y, para los propios estudiantes, cruzar únicamente por el paso cebra.
En el papel suena impecable, pero en la práctica, la ciudad se enfrenta a un dilema viejo. Para muchos padres, la señalización y la presencia de agentes aportan un respiro, aunque insuficiente.
“Se agradece que estén ahí, pero si no cambian las costumbres de quienes manejan, esto seguirá siendo un problema”, comentó Lucía Bernal, madre de familia riobambeña, sin embargo lo que falta por demostrar es si la ciudad está dispuesta a transformar la costumbre del caos en una verdadera cultura de respeto vial.