EDITORIAL
Una nota de prensa de un diario nacional informaba que la inversión privada en Ambato se desarrolla en la construcción, el comercio y la vivienda. En este contexto, los proyectos que se ejecutaron con capitales de empresarios de Guayaquil, Quito y Cuenca y de la misma urbe ambateña son: un centro comercial, un hospital de especialidades y cinco planes habitacionales, más la apertura de cinco concesionarias de vehículos de marcas chinas y tres supermercados.
Fue determinante para estas inversiones multimillonarias, un estudio del Observatorio Económico de la Universidad Técnica de Ambato, según el cual el 67% de esas actividades de la región central se concentra en la Tierra de los Juanes. Esta concentración económica, más la calidad de servicios básicos a cargo de municipalidad y , según los ambateños su ubicación geográfica en el centro del país, son razones más que suficientes para que los capitales fluyan a la Tierra de las Flores y las Frutas y generen miles de puestos de trabajo. A más de los tres factores citados, bien merece destacarse, además, el desarrollo vial de Tungurahua que está tejida de carreteras asfaltadas hacia los cuatro puntos cardinales de la provincia, lo que no ocurre con Chimborazo cuya infraestructura vial, al momento es deficitaria y donde, ejes viales como la Balbanera Bucay está abandonada en pésimas condiciones.
Felicitamos a los ambateños por haberse convertido en un eje de desarrollo en la región central del país al igual que Guayaquil, Quito, Cuenca en sus respectivos sectores territoriales, como resultado de la sinergia, por el concurso activo y concertado de sus autoridades, líderes sociales, económicos, políticos y de la ciudadanía en general.
Por el momento, Riobamba es una ciudad satélite de Ambato, al igual que Latacunga, Guaranda y Puyo. Allá concurren compradores, comerciantes mayoristas y minoristas especialmente de las provincias centrales. Como también concurren cientos de usuarios de muchas dependencias públicas que fueron desmantelas de Riobamba en la época correísta, ante la indiferencia y genuflexión de las autoridades de turno y de sectores ciudadanos.
