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viernes, octubre 10, 2025

SOÑAR NO CUESTA NADA…

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Las posiciones intransigentes

Por: Fedgar

El Ecuador está viendo nuevamente el peso de un paro que se refleja no solo en el descontento, sino también, en la falta de puentes entre quienes piensan distinto. En medio de reclamos legítimos y de una crisis social y económica que golpea a todos, las posiciones intransigentes amenazan con hundirnos aún más en la incertidumbre.

Cuando el Gobierno se aferra al poder sin escuchar, y cuando los movimientos sociales exigen sin ceder, el diálogo se vuelve un campo minado. Nadie gana realmente. Los agricultores no pueden vender sus productos, los transportistas pierden sus ingresos, los estudiantes se quedan sin clases, y hasta los hospitales sufren desabastecimiento. El país entero se paraliza, mientras la esperanza se diluye entre discursos y piedras.

La intransigencia tiene un costo humano que pocas veces se mide: el del resentimiento, la desconfianza y la división. Cada bloqueo, cada insulto y cada represión deja heridas que tardan años en sanar. La democracia no se fortalece con la fuerza ni con la cerrazón, sino con la capacidad de escuchar, de reconocer al otro y de buscar puntos de encuentro, incluso cuando las diferencias parecen irreconciliables.

Ecuador necesita liderazgos maduros y responsables, capaces de entender que ceder no es rendirse, sino construir. El diálogo no debería verse como una señal de debilidad, sino como el único camino sensato en una nación cansada de enfrentamientos estériles.

Porque si seguimos atrapados en la intransigencia, el verdadero perdedor no será el Gobierno ni los manifestantes, será el país entero.

La política de los oídos sordos, solo abona a que se exasperen los ánimos, del uno y el otro bando, conduciéndonos a todos al caos y a la incertidumbre. Nadie cuerdo puede estar en convenio, en que la anarquía impere y no existan posturas de reconciliación y palabras llamando al diálogo.

Es hora de buscar consensos, de llamar a la unidad, de tender puentes y de ceder posturas antagónicas. Sabido es que, liberales, neoliberales, conservadores, socialistas, indios, mestizos, afros o blancos, deberemos seguir conviviendo en este país; porque nadie estará dispuesto a abandonar su tierra.

Como soñar no cuesta nada, encomendémonos a todos los santos para que hagan el milagro de regresar a todos a la cordura. Que todos, en un ejercicio de evidente patriotismo, dejemos un lado las posturas e intereses personales o de grupo y demos paso a la sensatez y racionalidad. Demostremos nuestra madurez y encontremos juntos, sin egoísmos, la respuesta salvadora, que nos permita seguir disfrutando de una Patria libre de egoísmos y confrontaciones estériles.

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