Por: Edgar Frías Borja
Voy a comenzar este artículo, parafraseando el famoso poema “Anhelos”, de la poetisa cuencana Dolores Veintimilla de Galindo, quien escribiera: ¡Oh! ¿dónde está ese mundo que soñé, allá en los años de mi edad primera? ¿Dónde ese mundo que en mi mente orlé de blancas flores? ¡Todo fue quimera! Hoy de mí misma nada me ha quedado, pasaron ya mis horas de ventura, y sólo tengo un corazón llagado y un alma ahogada en llanto y amargura. ¿Por qué tan pronto la ilusión pasé? ¿Por qué en quebranto se trocó mi risa y mi sueño fugaz se disipó, cual leve nube al soplo de la brisa? Vuelve a mis ojos óptica ilusión, vuelve, esperanza, a amenizar mi vida, vuelve, amistad, sublime inspiración, quiero dicha aun cuando sea mentida.
Pues, el final de cada año nos ofrece una valiosa oportunidad para pensar y valorar, para cerrar ciclos y abrir puertas a nuevos comienzos, para agradecer y hacer acopio de buenas energías. Vale la pena hacer una breve recopilación de las cosas vividas y también como talismán de la buena suerte, a través del cual, pedimos al 2025, que nos ayude a lograr todo lo que hemos anotado en nuestro listado de propósitos.
Hoy me siento a escribirte porque quiero reflexionar sobre todo lo que hemos pasado juntos. Llegamos con retos que no esperábamos, pero también con sorpresas que nos hicieron sentir esperanza. No todo ha sido fácil, lo sé, pero cada tropiezo nos mostró algo nuevo.
Aprendí a ser paciente, a valorar el tiempo con mis seres queridos y a buscar siempre la luz en los momentos más oscuros. Hoy cierro este capítulo sabiendo que he crecido y que estoy listo para los nuevos desafíos.
Gracias 2024 por las enseñanzas y las oportunidades. Cierro este ciclo, con una sonrisa y el corazón lleno de gratitud por todo lo bueno que nos ha sucedido. No fue perfecto, pero estoy más que agradecido por cada momento de felicidad que recibimos.
Ahora, es el momento de despedirme de ti, y con ello, también dejar ir todo lo que me pesó durante este año. Hubo situaciones difíciles, momentos de tristeza y decisiones que me costaron, pero al escribirte, elijo soltar lo que ya no me sirve y quedarme tan solo con lo bueno que hubo, con esos momentos de felicidad que tanto me ha aportado.
A pesar de todo he de darte las gracias de todo corazón por los aprendizajes que me dejaste. Pero es necesario para mí, para poder seguir adelante, decir que hoy decido liberarme de aquello que no quiero llevar conmigo al 2025. Nada de pesar, de culpa, de malas energías; nada de enemistades, ni ofensas. Es el momento de dar un paso al frente y hacerlo con el espíritu lleno de felicidad.
Como soñar no cuesta nada, este nuevo año será una oportunidad para empezar de nuevo, con una actitud más ligera, más positiva y llena de esperanza.