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miércoles, abril 30, 2025

SOÑAR NO CUESTA NADA… ¿Acaso será una tarea difícil?

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Por: Fedgar

El Ecuador de hoy, es realmente una nación con una población polarizada, dividida, enfrentada, enervada y tristemente irreconciliable, que, para un gobernante medianamente consciente, tendrá como gran tarea el recomponer esta situación emotiva anómala, si quiere gobernar en paz, armonía y progreso.

Los ecuatorianos, nos hemos convertido en una suerte de pendencieros, cuando vemos que nuestra visión política ciega, intransigente e irreflexiva, no da cabida a la reflexión, al análisis, peor al perdón. Aplicamos el ojo por el ojo, diente por diente y aquello que es peor, quien a palos mata, a palos debe de morir.

 Lo descrito anteriormente, no es una irresponsable percepción de la situación en análisis, sino, una realidad irrefutable, que nos debe llamar poderosamente la atención, sobre el fenómeno que vivimos, salvo que, queramos que la indiferencia deje pasar por alto este preocupante y sensible problema de la conducta de los ciudadanos y ello, nos lleve a peores situaciones sociales.

Invito pues, a que hagamos un alto a nuestras actividades y reflexionemos sobre lo planteado, fenómeno social este, que, no puede ser visto con irresponsabilidad e indiferencia por quienes dirigirán los destinos del estado, en los próximos cuatro años.

La vida tiene una manera curiosa de enseñarte a dejar ir, de mostrarte que el peso del resentimiento solo te atrapa a ti, mientras que aquellos a quienes diriges tu rencor, muchas veces, ni siquiera se dan cuenta. No sé si hay una edad específica para olvidar los rencores.

Al respecto encontré en las redes la siguiente reflexión: “Recuerdo que cuando era joven, me aferraba a cada agravio como si fuera una parte de mi identidad. Cada insulto, cada traición, cada injusticia, todo se sumaba a una lista interminable de quejas. Pero con los años, esa lista se hizo demasiado pesada para cargarla.

Con cada cana, con cada arruga, fui comprendiendo que el perdón no es para quien te ha herido, sino para ti misma. Es un acto de liberación, una puerta que se abre hacia la paz interior. No puedo decirte el momento exacto en que dejé de lado mis rencores, solo sé que un día, al mirar atrás, me di cuenta de que ya no estaban allí.

Ahora, en esta etapa de mi vida, me doy cuenta de que los rencores no valen la pena. La vida es demasiado corta para vivirla atrapada en el pasado. Prefiero llenar mis días con recuerdos felices, con el amor de mi familia, con la tranquilidad de saber que hice las paces con mi propia historia”.

Como soñar no cuesta nada, aspiremos a que luego del 13 de abril, los ecuatorianos tengamos la capacidad suficiente para perdonarnos y construir juntos el país que soñamos y merecemos tener. Pueda que esto suene a lirismo intrascendente o a una especie de soñar despierto, pero comencemos por algo. Pensemos en el perdón y olvido para sanar nuestras propias heridas.

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