Por: Fedgar
En estos tiempos de una nueva pandemia, de la cual los ecuatorianos parece que no saldremos bien librados, es necesario que hagamos ejercicios de reflexión, sobre algunos aspectos cotidianos que nos permitan salir del atolladero.
Pues, el pensamiento crítico es una habilidad fundamental para analizar información, evaluar argumentos y tomar decisiones informadas. Implica cuestionar suposiciones, considerar diferentes perspectivas y buscar evidencia para respaldar conclusiones. Las características del pensamiento crítico se centran en evaluar información de manera imparcial, sin dejarse llevar por sesgos o emociones. Preguntar sobre la validez y la lógica de los argumentos y las fuentes de información. Tomar en cuenta diferentes puntos de vista y evaluar su relevancia y validez; y, por último, buscar pruebas y datos que respalden o refuten las afirmaciones.
En consecuencia, la importancia del pensamiento crítico está en permitir tomar decisiones basadas en una evaluación cuidadosa de la información disponible. Ayuda a abordar problemas de manera efectiva al considerar diferentes enfoques y evaluar sus posibles resultados; a la vez que fomenta la claridad y la precisión en la comunicación, al considerar cuidadosamente los argumentos y las evidencias.
Los desafíos y cultivo del pensamiento crítico, nos permite superar los sesgos personales y culturales para evaluar información de manera objetiva. El pensamiento crítico se puede cultivar a través de la práctica, la educación y la exposición a diferentes perspectivas.
A diario asistimos al “Funeral invisible de Don Sentido Común o a una crónica de una muerte anunciada que nadie quiso evitar”. Una elegía reflexiva sobre el valor perdido que sostenía la coherencia de la vida diaria. No hubo música solemne. Ni columnas de luto. Ni transmisiones especiales. La muerte de Don Sentido Común es tan silenciosa como su vida había sido imprescindible.
El Sentido común era un viejo sabio, sin títulos, sin redes sociales, pero con una claridad que encendía lucidez donde reinaba la confusión. Su nombre no figuraba en diplomas, pero todos sabíamos cuándo estaba presente. Y lo más triste: todos sabemos que ya no está.
¿Qué es, o era, el sentido común? No es ciencia. No es ideología. No es moda. Es el arte olvidado de pensar con equilibrio, actuar con coherencia y decidir con honestidad.
Como soñar no cuesta nada, aceptemos que, Don Sentido Común empezó a desvanecerse cuando los valores dejaron de transmitirse en casa y pasaron a ser memes en internet. Busquemos en el pensamiento crítico la tabla de salvación para esta sociedad que se cae cada día en pedazos, porque la autoridad fue desmantelada por la confusión entre libertad y libertinaje. La verdad se volvió negociable, y la conciencia incómoda.