Por: Fedgar
Los discursos pronunciados por la Dra. Anabella Azín, en calidad de directora de la sesión inaugural de la nueva asamblea nacional; así como, el pronunciado del flamante presidente del organismo legislativo, abren una puerta a la esperanza de días mejores para los ecuatorianos.
Anabella Azín, asambleísta del oficialismo y madre del presidente Daniel Noboa, hizo un llamado a la unidad y para trabajar por el bienestar del pueblo ecuatoriano. “Vamos a cumplir, vamos a trabajar sin amenazar, sin imponer, con firmeza, moderación y compromiso”, Felicitó al presidente Noboa por su triunfo en las últimas elecciones del 13 de abril pasado. Aseguró que con su gestión logrará el progreso del país. También agradeció a quienes votaron por el movimiento ADN, principalmente a los adultos mayores que salieron masivamente a las urnas para respaldarlos.
Espera una oposición renovada con ideas claras y compromiso de construir un nuevo país. Manifestó “Honorables colegas asambleístas, una visión limitada hace pensar que no se puedan llegar a acuerdos y criticar, atacar las alianzas por la gobernabilidad”. “Aspiramos contar con una oposición renovada, que, con criterio y amor por el país, y no por odios irracionales, hagan patria, porque nadie tiene el monopolio de cómo se debe ser ecuatoriano”, “Les invito a unir nuestras fuerzas en un gran frente de coincidencias, respetando nuestras diferencias, para construir una democracia más sólida y participativa”.
En cambio, Niels Olsen durante su primer discurso como presidente de la Asamblea Nacional, agradeció a sus electores, a su bancada y a los legisladores de otras fuerzas políticas que respaldaron su candidatura. Dijo: “Este es un momento que guardaré para siempre en mi corazón”, Además, recalcó su responsabilidad con la unidad: “Vengo a unir, no a distanciar”. Olsen pidió disculpas a todos los ecuatorianos por los errores del pasado. “Durante años, esta Asamblea se alejó de su gente y fue tomada por intereses propios”. Concluyó diciendo que, trabajará para que el Legislativo sea “un motor para un mejor Ecuador, una Asamblea que venga a unir, no a separar”.
Del sentido de estos pronunciamientos, podemos colegir que, el futuro del país se torna en esperanzador. Sin lugar a dudas, podríamos asegurar que los días que vienen serán de paz, progreso y felicidad para el pueblo ecuatoriano.
Sin embargo, también hay quienes manifiestan su escepticismo al respecto, calificando a las disertaciones como demagógicas y llenas de falacias. Que tan solo son peroratas, aparentemente, llenas buenas intenciones para seguir engañando al pueblo.
Como soñar no cuesta nada, a los ecuatorianos de a pie, solo nos queda cruzar los dedos para que lo manifestado por las dos figuras políticas, a las que nos referimos en esta entrega, se cumplan como una conditio sine qua non. La esperanza pues, lo último que no podemos dejar de aspirar.