Por: Edgar Frías Borja
No sé, si solo será, una loca ilusión, un bendito desvarío o tan solo una quimera, este nuevo año. No sé, si las 12 uvas, el color de la ropa interior, o alguna de las cábalas, nos traigan el ansiado deseo de que el año que iniciamos, sea mejor y no peor que año que ya lo despedimos.
La esperanza, los sueños y la fe, nos mantienen a los ecuatorianos con el optimismo en ristre, frente a todas las malas fibras que nos matan o tratan de amilanarnos. Al iniciar el año, todos o casi todos, nos hemos deseamos dicha, ventura y prosperidad. Nadie o casi nadie ha expresado palabras que no sean de optimismo, por un devenir lleno de éxitos y felicidad.
Muchos agoreros del desastre, pese a sus atrabiliarios criterios, no han sido tan contundentes en presagiar un año complicado y de experiencias y sabores amargos. Esperemos pues, con optimismo y mucha convicción, que a todos nos vaya bien y que todos al finalizar este año, tengamos el gusto de lograr un balance positivo.
Bien, ahora dejando de soñar lindo, debemos estar conscientes que el mundo se enfrenta a amenazas tan grandes, como son el cambio climático, con sus fenómenos colaterales tales como las sequias, las inundaciones, los terremotos, las epidemias y otros males adyacentes. Así mismo, no olvidemos que los peligros de una guerra global está en ciernes; y que, los conflictos de Medio Oriente, la guerra de Rusia vs Ucrania y otros focos de beligerancia, amenazan cada vez más la paz mundial.
El mundo también se halla a la expectativa de lo que vendrá después de que Trum asuma el poder, este 20 del mes en curso. Nada está claro o dicho, si sus declaraciones, solo fueron parte de una campaña para captar los votos y alzarse con una nueva elección o de verdad implementará en su mandato lo ofrecido; sobre todo, lo ateniente a los inmigrantes.
Y en lo ateniente al Ecuador, se dio inicio a la campaña electoral para designar al nuevo mandatario ecuatoriano. Como nunca antes, hemos sido testigos de la increíble cantidad de candidatos participantes, nada más, ni nada menos que 17, con sus respectivos binomios terciarán en estas próximas elecciones. De seguro que todos deben tener la receta, para dar vida esta moribunda nación, o seguiremos con el cuento del gallito pelón.
La crisis política, ética y moral, económica, institucional y de seguridad, no admite ensayos, ni buenas intenciones; se necesita de una cirugía mayor, que permita extirpar todo lo dañado. Como soñar no cuesta nada, ahora sí, es menester encomendarse a todos los santos, para que a los ecuatorianos nos iluminen y elijamos sin pasión, sino odios, sino con acendrada convicción de lucharán por el bienestar de todo el pueblo.