TERCER DIA DE NOVENA

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San José

Un sueño de fraternidad

Queridos Hermanos:

Bienvenidos a este tercer día de la Novena de Navidad, en el que estaremos acompañados de la mano de San José, que nos permitirá soñar con un mundo justo y fraterno. Nuestro personaje de hoy nos invita a mantener el corazón atento a la voz del Señor que nos habla en lo cotidiano de la vida.

San José, recibe la misión que Dios le confió y acogió en su corazón ser partícipe de este proyecto de Salvación.

Iniciamos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

Oración Inicial:

Señor Jesucristo.

Pan vivo bajado del cielo:

Mira al pueblo de tu corazón que hoy te alaba, te adora y te bendice.

Tú que nos reúnes alrededor de tu mesa para alimentarnos con tu cuerpo,

haz que superando toda división, odio y egoísmo,

nos unamos como verdaderos hermanos,

hijos del Padre Celestial.

Envíanos tu Espíritu de amor,

para que buscando caminos de fraternidad:

paz, diálogo y perdón,

colaboremos para sanar las heridas del mundo.

• Amén.

-Oración para el 53° Congreso Eucarístico

– Internacional – Quito 2024

Lectura del santo Evangelio según san Mateo

Mt 1, 18-25

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.

Reflexionemos

Desde el camino Sinodal, camino de escucha y de cercanía que lo recorremos como Pueblo de Dios, viene bien hablar hoy de José, “el hombre que sueña” como lo llama el Papa Francisco, quien además afirma que, “El sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior, que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y a menudo nos habla”.

Dios habla a José a través de sueños, y José escucha esa voz de Dios. Hace lo que Dios le pide. ¿Soñamos nosotros? ¿Escuchamos la voz de Dios que nos habla a través de diferentes medios?

Y hoy, desde la Eucaristía, que es el “Pan vivo bajado del cielo”, les invito a soñar con la Fraternidad.

Soñar con la fraternidad como camino de encuentro con el hermano. Soñar con la fraternidad como el único camino para superar tensiones, conflictos y discordias. Soñar con la fraternidad como camino de la justicia. Soñar con la fraternidad como el horizonte para poder trabajar juntos por el bien común, más allá de ideologías políticas o partidistas.

Hay que soñar y edificar la Fraternidad. No la veamos como una utopía irrealizable; soñémosla como una realidad a construir, trabajar y alcanzar. Todos, cada uno de nosotros que hoy nos reunimos en este tercer día de la Novena, debemos asumir el compromiso de ser “artesanos de fraternidad”, y ello, porque la fraternidad debemos tallarla con la mente y con el corazón.

Desde la cuna de Belén, proclamemos la Fraternidad como el camino para “sanar las heridas del mundo”.

Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb

Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador

Peticiones

A la luz del testimonio de San José, pidámosle al Señor que nos permita favorecer el don de la fraternidad. Digamos después de cada petición:

Señor, que como San José vivamos el don de la fraternidad.

1. Te pedimos Señor por nuestra iglesia, para que iluminada siempre por la luz de la fraternidad, continúe siendo un instrumento de salvación en el mundo. OREMOS.

2. Señor te presentamos la vida de todos quienes viven el don de la paternidad para que a imagen de San José, sepan custodiar con amor a cada uno de los miembros de sus familias. OREMOS.

3. Por todas las familias que viven situaciones difíciles, para que fortalezcan su confianza en el Señor y puedan superar cualquier adversidad. OREMOS.

4. Por todos los jóvenes que tienen inquietud por la vida religiosa o sacerdotal, para que puedan ser fieles al llamado que han recibido y San José sea el custodio de su vocación. OREMOS.

(Se pueden añadir de manera voluntaria, algunas peticiones)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Oración Final

Un Hijo se nos ha dado.

Eres tú, Jesús,

el Hijo que me hace hijo.

Me amas como soy,

no como yo me creo que soy; yo lo sé.

Al abrazarte, Niño del pesebre,

abrazo de nuevo mi vida.

Acogiéndote, Pan de vida,

también yo quiero entregar mi vida.

Tú que, me salvas, enséñame a servir.

Tú que no me dejas solo,

ayúdame a consolar a tus hermanos,

porque -Tú sabes- desde esta noche

todos son mis hermanos.

Amén
-Papa Francisco

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