INCENDIOS.-
El lunes 11 de noviembre, la provincia vivió un día de emergencia sin precedentes, cuando tres incendios forestales estallaron casi simultáneamente, desatando una alarma que puso en vilo a toda la comunidad. Gracias a la rápida intervención de los equipos de bomberos y la eficiente coordinación del Centro Operativo Local ECU 911 Riobamba, los siniestros fueron controlados, pero no sin antes generar una peligrosa amenaza en varios sectores.
El primer incendio tuvo lugar en Pallatanga, donde las llamas devoraron sin compasión alrededor de cinco cuadras de bosque, hierbas y árboles.
En un informe del Cuerpo de Bomberos, se indicó que el fuego se expandió rápidamente en los sectores de San Carlos y Sucuso, pero gracias a la pronta respuesta de los efectivos, el área fue asegurada antes de que el desastre se extendiera aún más.
Sin embargo, la pesadilla no terminó ahí. En Colta, el fuego arrasó con dos hectáreas de bosque de pino, afectando las zonas de Rayoloma, Liglig, Miraflores y 20 de Agosto. Afortunadamente, la comunidad local se unió a los esfuerzos para sofocar las llamas, evitando que el desastre fuera mayor.
El trabajo conjunto entre los bomberos y los ciudadanos fue crucial para contener el incendio, que, de haber continuado, podría haber causado estragos aún más graves.
El incendio más devastador, sin embargo, ocurrió en el cantón Alausí, en el sector de Achupallas, donde el fuego alcanzó un territorio de aproximadamente 20 hectáreas de pajonal y bosque de pino. Aquí, el trabajo fue aún más complejo, con la intervención de dos unidades de rescate y seis operativos en el terreno.
La magnitud de la tragedia fue aterradora, pero una vez más, la acción rápida de los bomberos evitó que el daño fuera irreparable.