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domingo, septiembre 14, 2025

Un enfoque restaurativo para prevenir y transformar conflictos escolares

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Por: Mildred Molineros

Las escuelas no solo forman en matemáticas o historia, también en la manera de convivir. En Ecuador, este principio dejó de ser un ideal y se convirtió en un deber legal. El Acuerdo Ministerial MINEDUC-MINEDUC-2023-00081-A obliga a todas las instituciones educativas a implementar mecanismos alternativos de resolución de conflictos con enfoque restaurativo. Esto marca un cambio profundo: no basta con apagar incendios cuando surgen disputas, es necesario prevenir, restaurar y transformar.

La mediación educativa es un paso valioso, pero no puede ser el único. Su alcance se limita a intervenir cuando el conflicto ya estalló. El enfoque restaurativo, en cambio, va más allá: promueve el diálogo, la reparación del daño y el reconocimiento como base de la convivencia. Además, ayuda a crear y fortalecer vínculos entre las personas, generando relaciones sanas y sólidas que hacen más fácil reparar cuando surge un conflicto. Porque resulta muy difícil restaurar lo que nunca existió. Educar para prevenir es mejor que sancionar después.

Los círculos de diálogo, la participación estudiantil y la posibilidad de reparar relaciones enseñan a los jóvenes a escuchar, asumir responsabilidades y comprender el impacto de sus actos. Así, la escuela no solo cumple la normativa, sino que se convierte en un espacio de aprendizaje para la vida. Como señalan los especialistas en justicia restaurativa, las relaciones, el respeto, la responsabilidad, la reparación y la reintegración no son valores abstractos: son prácticas diarias que transforman la convivencia.

Este esfuerzo no es exclusivo de la escuela. Las familias y los docentes son actores decisivos. Los padres que enseñan a dialogar en casa y los maestros que eligen escuchar antes que sancionar refuerzan el mismo mensaje: los conflictos forman parte de la vida escolar y, al ser abordados con respeto y responsabilidad, se convierten en oportunidades para reforzar la convivencia. Una escuela con un enfoque restaurativo no busca ocultar los conflictos, sino afrontarlos con justicia y humanidad, generando relaciones más sólidas.

Las escuelas son, en realidad, un reflejo de la sociedad. Lo que se cultiva en sus aulas se reproduce luego en la vida adulta, en la familia y en el trabajo. Por eso, invertir en mediación educativa y en prácticas restaurativas es sembrar la base de una ciudadanía más democrática y cohesionada. Si queremos transformar nuestra sociedad, debemos comenzar por las mentes más jóvenes. Apostar por un enfoque restaurativo en la educación es apostar por un futuro donde los conflictos no dividan, sino que fortalezcan a la comunidad.

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