Tras años de turbulencias, expectativas incumplidas y proyectos que no terminaron de consolidarse, el arribo de Carlo Ancelotti representa más que un cambio de entrenador, siendo sin duda la apuesta por la experiencia, la serenidad táctica y la reconstrucción inteligente de un equipo que aún carga con la presión de su glorioso pasado.

Marquinhos, con la voz aún desgastada por los recientes festejos del Paris Saint-Germain tras conquistar su primera Champions League, el zaguero brasileño se incorporó a la concentración de la Verdeamarela en São Paulo.
Lo hizo con la autoridad de quien acaba de levantar el trofeo más prestigioso de Europa como capitán y con la madurez que otorgan los 31 años y más de una década vistiendo la camiseta de la selección. Marquinhos no esquivó ningún tema: el presente de la selección, el debut de Ancelotti, el próximo compromiso ante Ecuador por Eliminatorias y el verdadero significado de este nuevo proceso.
La llegada de Carlo Ancelotti no fue una decisión improvisada. El italiano, multicampeón con clubes como el Milan, Real Madrid y Chelsea, no solo trae títulos en su currículum, su estilo de conducción prioriza el equilibrio, la gestión del vestuario y la lectura táctica. “Este entrenador ya demostró la fortaleza e inteligencia que tiene. Por eso la selección fue a buscarlo.
Es muy bueno para una Copa del Mundo”, afirmó Marquinhos. Sus palabras no suenan a discurso vacío. Marquinhos también dijo que “Carletto” sabrá adaptarse al contexto brasileño, tal como lo ha hecho en sus destinos europeos. “Tiene grandes jugadores para armar un equipo.
Sabe adaptarse con los jugadores tácticamente. Lo hizo en cada uno de sus equipos”. No obstante, para Marquinhos, ese período limitado puede jugar a favor si se aprovecha bien: “Este corto periodo hasta el Mundial, esta energía, va a ser muy importante y positiva” finalizó.