Universitario irresponsable y falto de conciencia social

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En un comunicado a la ciudadanía y la comunidad universitaria, la Universidad de Guayaquil, el 29 del mes pasado, informaba que “un estudiante, a pesar de encontrarse dentro de la cuarentena relacionada al primer caso de coronavirus COVID-19 en el país confirmado por el Ministerio de Salud Pública, asistió a dar el examen el día de hoy, lo cual no fue permitido por la docente quien al identificarlo por prevención le ofreció tomar el examen después, alertando inmediatamente a las autoridades de la Facultad y disponiendo de la evacuación ordenada de los estudiantes”

Más allá de que la profesora, con buen criterio, le recomendó retirarse y de que se activó inmediatamente un protocolo de evacuación y desinfección del edificio de la facultad de Ciencias Administrativas donde ocurrió el desaguisado, en la actitud del estudiante universitario subyace una seria irresponsabilidad y falta de conciencia social. Para él, era más importante su examen, sus estudios, sus notas que todas las multiplicadoras consecuencias negativas que ello podría acarrear para su entorno.

Pero también podemos lamentablemente, leer entre líneas la realidad de un sistema educativo que no logra desarrollar una conciencia crítica y comprometida socialmente con los problemas comunitarios de salud, educación y otros en los que hay relación entre los grupos humanos y su ambiente, tanto físico como social. Si esto ocurre en las instituciones de educación superior, tanto públicas como particulares, mucho menos podemos esperar en niveles básicos y medios de la educación ecuatoriana.

Mientras tanto se proclama de manera constante la observación y evaluación de organismos estatales; de procesos evaluativos que tienen como principal objetivo a nivel académico “Garantizar a la sociedad ecuatoriana que las Universidades y Escuelas Politécnicas del país cumplan el principio de calidad” en relación a las tres funciones sustantivas de la educación superior: investigación, docencia y vinculación con la sociedad de manera equilibrada y articulada.

Que la presencia de coronavirus, azote de la humanidad, nos haga aterrizar en nuestra realidad y nos conmueva individual y colectivamente para encaminarnos a comportamientos más solidarios, más reflexivos, más comprometidos y cuidadosos con el conglomerado social.

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