CINE
Niñas, niños y jóvenes de Chimborazo, Bolívar y Pastaza dejaron de ser simples espectadores para convertirse en creadores, voces y soñadores gracias al XI Festival Infantil y Juvenil Wawas al Cine. Más que un evento, fue una experiencia cultural y pedagógica que revolucionó la manera en que el cine se vive y se siente en comunidades rurales, indígenas y urbanas.

Durante mayo y junio, con el respaldo del Ministerio de Cultura, el Instituto de Fomento a la Creatividad e Innovación, la Fundación Arte Nativo y una amplia red de aliados nacionales e internacionales, el festival desplegó 62 funciones en colegios, teatros y comunidades, congregando a casi 9,500 personas, más de 4,200 de ellas provenientes de zonas rurales. Una demostración de fuerza que colocó al cine en el epicentro de la conversación social y educativa.
Pero el Festival Wawas al Cine fue mucho más que una simple proyección de películas. Se convirtió en un laboratorio de emociones, cultura y aprendizaje. En Riobamba, la exhibición de La Muerte en Berruecos, adaptada a lengua de señas por estudiantes universitarios, unió a jóvenes sordos y oyentes en un diálogo visual y emocional sin precedentes, derribando barreras de comunicación y acercando mundos.
Mientras tanto, en la comunidad indígena La Moya-Calpi, niñas, niños y adolescentes aprendieron a contar sus propias historias a través del stop motion. El resultado fue un cortometraje animado que sorprendió por su creatividad y que fue presentado con orgullo durante la clausura, demostrando el poder del arte para dar voz a quienes pocas veces son escuchados.
El festival también puso el foco en los educadores. En Chimborazo, más de 30 docentes participaron en el Primer Encuentro de Maestros Cinéfilos, un taller que mostró cómo el cine puede transformar el aula, despertar emociones y promover el pensamiento crítico entre los estudiantes.
Desde Salinas, en Bolívar, donde un auditorio con capacidad para mil personas se transformó en una sala de cine, hasta Pastaza, donde se entregaron equipos para fortalecer el cine escolar, la experiencia se consolidó como un puente que conecta cultura, educación y territorio.
62 funciones, casi 9,500 beneficiarios directos, 24 mediadores cinéfilos, un corto animado comunitario y cinco medallas al mérito cinematográfico otorgadas a jóvenes cineastas destacados por sus pares.
El XI Festival Wawas al Cine demostró que el cine no es solo entretenimiento; es una herramienta poderosa para construir comunidad, identidad y futuro. En estas provincias del corazón de Ecuador, las infancias y juventudes encontraron en la imagen en movimiento una manera única de expresar quiénes son y quiénes quieren ser.