Ya vienen las golosinas electorales

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Según una revista de circulación nacional, para las elecciones presidenciales del 2021 ya van sonando 17 nombres, todos hombres menos Pierina Correa, hermana del expresidente de la década perdida, saqueada, etc. o ganada, según el cristal con que se la mire. Y pueden ser más porque, según el Consejo Nacional Electoral, con poca credibilidad ciudadana a su haber, hay 24 facciones políticas que pueden lanzar sus propios candidatos. Los 17 son de derecha, izquierda, centro o de ninguna dirección que no sea un ego sobredimensionado. Unos son indios o indígenas, otros mestizos y hasta “blancos” según su autoidentificación. Ninguno es negro o afro.

Sin descartar que hayan más hasta octubre cuando deben estar conformados los binomios, lo cierto es que aquellos que se presenten a la carrera presidencial deben armar su campaña en función de las aspiraciones y necesidades del pueblo, sin que en el fondo les importe la democracia, la transparencia, la rendición de cuentas sobre el manejo fiscal, la institucionalidad, el respeto a los derechos, el cumplimiento de las ofertas.

Un candidato serio, responsable con el destino del país en estos momentos de crisis, nunca podrá triunfar si ofrece “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” , al estilo de gobernantes como Roosevelt de EE UU o del del primer ministro británico Winston Churchill que, ante difíciles momentos históricos de sus países, a su hora, ellos sí lo prometieron como única forma de salir adelante. Y lo lograron. Triunfará el que, desde la vocinglería y la demagogia, ofrezca golosinas electorales cargadas de elocuencia barata, insustancial, llena de charlatanería y labia, de verborrea y desfachatez para ofrecer, para comprometerse a todo y nada. Así halagarán a incautos. Y mientras más osados, atrevidos, impetuosos y audaces se muestren y mientras más se muevan entre la desvergüenza, el descaro, la insolencia y la desfachatez, más asegurado estará el triunfo, contra toda lógica de la democracia y decencia, de honradez y patriotismo, de realidad y progreso. Al fin y al cabo siempre, como buenos e ingenuos ecuatorianos, históricamente hemos disfrutado de las golosinas electorales , sobre todo en el siglo XXI. Pero nunca saldremos de la grave situación actual sin esfuerzo, sacrificio y sudor, palabras necesarias, imprescindibles en el momento actual; sin embargo, políticamente o para decir mejor, politiqueramente inapropiadas, inoportunas, desatinadas, absurdas, inadmisibles.

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