Artículo de Opinión: Por: Eduardo Díaz A.
El talento y el capital humano son el recurso renovable que necesitamos desarrollar, cultivar, atraer y retener, porque en medio de las transformaciones que están teniendo las industrias, los procesos productivos y los mercados laborales por el cambio climático, la transición a economías verdes, y la innovación digital, todo apunta, a que tanto en gobernanza corporativa, como gobernanza pública, se gestionan a pasos acelerados el talento y el conocimiento ,y , es que la autorrealización está en hacer lo máximo que cada uno puede dar de sí. La gestión del conocimiento siempre ha sido relacionada a las revoluciones científicas como los cambios de paradigmas en la ciencia, pero si partimos del hecho de cambios de paradigmas siempre vamos a encontrar que, para cada problema admisible, hay una solución legitima, aunque la mayoría de las veces existe el rechazo por parte de la comunidad, y lo que se trata es de entender que hay que incorporar muchas veces las incompatibilidades para poder resolver los problemas.
Se me viene enseguida a la mente: “A los problemas hay que ponerlos al frente, descubrirlos si están escondidos, e irlos resolviendo uno por uno”.
En una era multifacética, de multiactores, de innovación y tecnología sería ingenuo pensar , que preservarán quienes no han desarrollado sus talentos, la oportunidad del empirismo ya llegó a su fin “ es decir conocimiento por experiencia, sin concepción y doctrina “ el costo de tener empíricos aprendices, quedó en el pasado, dependía de la verticalidad y de falsas dicotomías como que los asuntos de mayor jerarquía son “indelegables” , ahora en el post modernismo lo público y privado es transversal en lo técnico y científico, de hecho el nuevo liderazgo efectivo yace la capacidad de delegar de manera eficiente porque mejora la productividad y es transversal a elevar la moral del equipo, de una organización, corporación, o los asuntos públicos. Se requiere un pensamiento geométrico y basado en riesgos, que gestione transversalmente las retrogradas e ineficientes formas de gerenciar y de gobernar.
La historia no es solo un depósito de hechos o cronología, la historia es más bien medible en cuanto al logro de su aporte científico a lo largo de los años, el mundo está cambiando, y la normativa y la legislación global apunta hacia dejar el empirismo superfluo, vago y devastador, por el de los talentos que enfrenten nuevos desafíos.
“Las oportunidades vienen vestidas de muchas formas, y algunas veces nos olvidamos de que cada circunstancia en nuestro andar por la vida, tiene un propósito”.
¡Es retador, pero hay que hacerlo!