Pese a los insoportables apagones que, según información oficial, se terminarán desde el próximo 20 de diciembre, ya se ha comenzado a vivir un ambiente festivo por la temporada navideña. En esta época de Navidad y Año Nuevo, las novenas, las luces, los nacimientos, los papás Noel, los juguetes, los pases del Niño, los disfraces, los regalos, las compras y otros detalles de la Navidad configuran un ambiente variopinto y abigarrado propio de la temporada. Pero la familia, en un entorno de fe, de amor y ternura, de reencuentro diario o semanal, es el núcleo más importante que concentra toda la alegría o las penas del ambiente navideño.
Desde una perspectiva antropológica, los pases del Niño son expresiones, manifestaciones de un sincretismo cultural donde la cosmovisión andina se entremezcla y se fusiona con las prácticas católicas, en una suerte de simbiosis cultural, donde la cultura dominante y la dominada mantienen una íntima relación desde la época de la Colonia y se ha convertido en un importante referente de la profunda fe católica del pueblo ecuatoriano.
Aquí en Riobamba, los pases en honor al Niño Dios volverán a alegrar las calles de la urbe, más organizados, multitudinarios, festivos y variopintos en los diversos días de la temporada navideña. Las instituciones educativas, y otras del sector público, al igual que grupos barriales y familiares pondrán su nota de alegría, colorido y arte en las calles de la Sultana, unidos y organizados para su profesión de fe, alrededor de “su Niño”. Quizá por eso el Pase del Niño fue declarado Patrimonio Intangible de las expresiones religioso-culturales de Riobamba.
Cabe señalar que las manifestaciones de fe, más allá de su hondo contenido espiritual, han sido factores que dinamizan la economía a nivel nacional porque mueven a miles de creyentes en diversas épocas del año.
Por otra parte, en los escenarios de la política y las luchas sociales, se da una especie de tregua por el significado de profundo humanismo que conlleva la Navidad. No es difícil que en el nuevo año y, tal como están las cosas, esas fuerzas sociales y políticas se reactiven en los primeros días del nuevo año, de cara a las elecciones de febrero del 2025.
