Antiguos pregoneros de Riobamba: ¡Hay que soldar!

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Los antiguos riobambeños recordarán sin duda a estos artesanos que deambulaban por la ciudad con su taller al hombro. Eran expertos en reparar los desperfectos de utensilios caseros como ollas, platos, lavacaras, jarras, baldes, entre otros.
El arribo al sector de estos andariegos trabajadores convocaba a la curiosa muchachada que observaba atenta el trabajo de estos alquimistas populares.

Todos los trastos con notorios orificios iban a parar a los manos de estos hábiles artesanos que mientras pulían y limpiaban alrededor del orificio a reparar, calentaban en un pequeño fogón un soldador con el que hábilmente agarraban porciones de un mágico metal que se derretía al contacto con el cautín con el cual cubrían los huecos de los trastos estropeados. Ese acre y fuerte olor del estaño derretido es uno los olores que uno nunca olvida. (16)

 

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