ANÁLISIS
El sector productivo ecuatoriano enfrenta un impacto económico significativo debido a los apagones eléctricos programados para la semana del 23 al 27 de septiembre de 2024. Las pérdidas estimadas para estos cinco días ascienden a al menos $360 millones, afectando a industrias, comercios y exportaciones.
El corte de luz programado para este 18 de septiembre, inicialmente previsto para durar 8 horas, fue reducido a dos o tres horas según la zona, como informó el ministro de Energía y Minas, Antonio Goncalves. Sin embargo, la crisis eléctrica no da señales de mejora y existe la posibilidad de que los apagones se extiendan a horas diurnas, afectando aún más la jornada laboral. Los restaurantes y lugares de entretenimiento se encuentran entre los más perjudicados. Se estima que las pérdidas diarias para estos sectores alcanzarán $3.5 millones. Según la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), los restaurantes podrían ver afectadas hasta un 30% de sus ventas diarias debido a los cortes nocturnos, resultando en un impacto económico de $1.8 millones. Las actividades recreativas y de entretenimiento, que dependen en gran medida del consumo durante la noche, sufrirían pérdidas cercanas a $1.7 millones diarios.
El comercio en general también se verá fuertemente afectado. Según la Cámara de Industrias y Producción (CIP), se estima que se perderán alrededor de $5 millones por cada hora sin electricidad. En el sector industrial, las pérdidas ascienden a aproximadamente $2.4 millones por hora de apagón, lo que podría llevar a una reducción de $19.2 millones en los niveles de producción industrial por cada noche de paralización. La afectación no se limita a las grandes ciudades. En Cuenca, según Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo, se pierden entre $975,000 y $1 millón por cada hora de apagón.
El impacto de la crisis eléctrica va más allá de las pérdidas económicas. La última encuesta de la CCQ revela que más del 50% de las personas están preocupadas por la seguridad, ya que los apagones prolongados aumentan la falta de iluminación en calles y barrios, incrementando el temor a robos y actos delictivos. Además, un 25% de los encuestados considera que sus ventas se verán afectadas en más del 50% debido a los cortes de energía.
El gobierno de Daniel Noboa enfrenta críticas por su tardanza en tomar medidas efectivas para abordar esta crisis. Con los embalses de las hidroeléctricas en niveles críticos, la situación podría empeorar antes de mejorar, y los sectores productivos se preparan para enfrentar un futuro incierto mientras esperan soluciones que permitan mitigar el impacto de los apagones.
