TRADICIÓN.-
Durante el feriado de noviembre, que conmemora el Día de los Difuntos y la Independencia de Cuenca, los ecuatorianos se reúnen en torno a una tradición muy especial, la colada morada. Esta bebida, elaborada a base de maíz negro, mortiño y otras frutas y especias, ha sido por siglos una preparación que simboliza unión y homenaje, especialmente hacia aquellos que han partido.
Aunque hoy en día la colada morada puede encontrarse en algunas tiendas desde julio y agosto, la costumbre establece su consumo en el contexto de las festividades de noviembre. En esta época, las familias acuden a los cementerios a nivel nacional para recordar a sus seres queridos, llevando consigo esta bebida y guaguas de pan, que representan la vida y la conexión con sus ancestros. Es una tradición llena de simbolismo, donde la colada morada acompaña a la familia en la despedida y recuerdo de los difuntos.
Respecto al origen de esta costumbre, se sabe que la colada morada tiene raíces ancestrales. Según el Ministerio de Turismo, esta bebida ritual fue creada mucho antes de la llegada de los colonizadores, cuando los pueblos andinos la preparaban a base de maíz molido y la ofrecían a sus dioses, especialmente en épocas de lluvia. Con la influencia española en tiempos de la Colonia, la colada morada se transformó hasta tomar la forma que conocemos hoy y quedó asociada al Día de los Difuntos, una festividad católica.
El chef Jerson Vega añade que esta tradición se consolidó a inicios del siglo XX, cuando se unieron las costumbres indígenas y las prácticas católicas, y la colada morada pasó a ser parte de la celebración. En la actualidad, la preparación de la colada requiere hasta 24 ingredientes, incluyendo especias como canela, ishpingo, pimienta dulce, clavo de olor, y frutas como el mortiño y el babaco, lo que le da su sabor y color característicos.