Se calcula que un niño sano tiene de 10 a 12 infecciones respiratorias altas por año, más aún si va al jardín de infantes o a una guardería. Si a eso le sumamos las gastroenteritis, conjuntivitis, enfermedades de la piel, notaremos que hay momentos poco agraciados en sus primeros años. Pero solo es una etapa y eso también pasará.
Según la Pediatra Celinda Jara Ruiz, en un niño enfermo es muy importante priorizar la hidratación, ya que ellos pueden perder líquido por fiebre, diarrea o vómitos, si su niño toma el seno materno o el biberón, es posible que el único alimento que quiera recibir en estos momentos sea el seno o el biberón y eso está muy bien, debemos incentivarlos a que lo reciban con mayor frecuencia, en el caso de los niños más grandes podemos ofrecerles mayor cantidad de agua o jugos naturales diluidos para que los ingieran de forma lenta y no provocar vómitos; se espera que no coman como de costumbre durante los días de enfermedad, pero si no toman líquido, es necesario acudir donde un profesional.
ES importante; no obligar al niño a comer, no forzarlo, ofrecerle pequeñas porciones de alimentos de buena calidad nutricional con calorías y grasas buenas como; aguacate, puré de frutas, pollo, pescado, arroz, fideos, caldos, entre otros.
En niños con dolor de garganta, es recomendable servir los alimentos fríos y con una textura suave. Si el niño tiene diarrea evitar dar lácteos, gaseosas y jugos artificiales ya que estos por su alto contenido de azúcar pueden empeorar el cuadro. La mejor manera de controlar el estado de hidratación del niño en el caso de los más pequeños que usan pañal es evaluar la cantidad de pañales con orina que cambiamos durante el día, un niño menor de un año no puede pasar más de 6 horas sin orinar y este es un signo de alarma que nos indica que el paciente se encuentra deshidratado.
Es posible que pierdan un poquito de peso durante las enfermedades: no preocuparse, un niño sano recuperará el peso muy rápido. (16)
