TUNGURAHUA
Un fenómeno aterrador está ocurriendo en Tungurahua. Migrantes en busca del sueño americano están perdiendo todo lo que poseen, en manos de los nefastos coyoteros y chulqueros.
Estos grupos delictivos aprovechan la desesperación de quienes sueñan con una vida mejor en Estados Unidos. Prometen un viaje fácil y próspero, pero la realidad es mucho más sombría. Los chulqueros prestan el dinero para el viaje a intereses exorbitantes, mientras que los coyoteros se dedican al tráfico ilegal de personas.
En el caso de que los migrantes no puedan pagar sus deudas o desaparezcan durante el viaje, estos grupos se adueñan de sus casas y terrenos. Es un golpe doblemente cruel, ya que además de la tragedia de la migración, los migrantes también pierden su hogar y su tierra.
Este fenómeno ha afectado especialmente a la parroquia de El Triunfo, en Patate. De sus 3.000 habitantes, al menos 1.000 han emigrado desde 2020. Los usurpadores llegan a las casas vacías y declaran ser los nuevos dueños. Este proceso ha creado un ambiente de temor e inseguridad, y muchos prefieren no denunciar por miedo a represalias.
Las autoridades locales están trabajando para identificar y detener a estos grupos delictivos, pero la situación es compleja y delicada. La población migrante es vulnerable y a menudo teme hablar. Sin embargo, la lucha contra esta injusticia continúa.