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lunes, febrero 17, 2025

¡CPCCS, el vertedero de la opacidad!

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Por: Eduardo Díaz A.

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, tiene la función misional, de promover la transparencia, los derechos de participación, el control social de lo público, la lucha contra la corrupción, pero, se ha convertido, en un vulgar estercolero de ocultación y engaño a la sociedad.

Partamos de lo medular, haciendo retrospectiva pública. Con la aprobación de la Constitución del 2008, los ecuatorianos decidimos una nueva estructura de Estado. bajo un sistema democrático participativo, de hecho; la Constitución de la República, en el artículo 204, refiere: “El pueblo es el mandante y primer fiscalizador del poder público, en ejercicio de su derecho a la participación”, eso quiere decir, que la ciudadanía se involucre de manera protagónica en la propuesta y seguimiento de los planes y proyectos de cada uno de los niveles de gobierno.

Pero, ¿Qué es lo que pasa en realidad?

Lo que pasa es, que este muladar Consejo, no es transparente, ni participativo, es un ala afín, a un partido político, que quiere tomarse por la fuerza el nombramiento de las autoridades de control, y, lo que es peor, desconociendo sentencias de la Corte Constitucional, como si el Estado fuera un garaje y escombrera.

¡Qué pena!, que una institución que, por normativa Constitucional, debe ser apolítica, está envuelta en escandalosos actos de oscuridad, y desnaturalizan así, la democracia participativa; eje fundamental de la calidad democrática, transversal con los principios de legalidad y transparencia.

La función misional del CPCCS, se ha desnaturalizado y tiene que desaparecer, hasta que la ciudadanía exija una nueva estructura estatal que nos permita salir del socavón en el que nos han metido y poner observatorios ciudadanos, participativos, incluyentes, apolíticos y con profundo conocimiento de la esfera pública.

Seamos lógicos, no hay control social, en una función de transparencia, cuando hay intromisión partidista, porque no existe el primero, cuando existe el segundo.

Cuando la transparencia, se vuelve confusión, es porque ha socavado la integridad de sus actores y no goza de la confianza ciudadana.

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