Día del Maestro Ecuatoriano

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Hoy se celebra el Día del Maestro Ecuatoriano,  consagrado por decreto del 20 de mayo de 1920 por el Presidente Alfredo Baquerizo Moreno, en honor a célebres personajes que,  con su  aporte a la educación,  se  ganaron dicho título: Juan Montalvo, Pío Jaramillo Alvarado, Federico González Suárez, Luis Felipe Borja,  Víctor M. Peñaherrera y el  Hermano Miguel,  maestros símbolos que a su hora, dieron lecciones de humanismo,  cultura, vocación y excelencia, verdaderos forjadores de la historia educativa de nuestro país.

En este contexto, bien vale la pena preguntarse ¿cómo se encuentra  la motivación y  autoestima del docente ecuatoriano luego de haber escuchado durante una década voces oficiales nada estimulantes? ¿Sienten que los cambios en el sistema educativo son profundos o superficiales? ¿Cuántas horas diarias destinan para llenar un sinnúmero de formularios con informes semanales, planificaciones y otros trabajos de escritorio? ¿Cuánta energía les queda para el verdadero ejercicio de la docencia en el aula con los estudiantes? ¿Cuántos de los 150 mil docentes en el sector fiscal, municipal y particular, responsables de la formación de lo más preciado que tiene el país: los niños y jóvenes,  son culpables de los delitos sexuales que han conmovido la conciencia nacional?

Los  miembros del  Magisterio, en función de su apostolado social y  fines superiores de su accionar, asumen la misión de educación, primero con el ejemplo, a fin de que sus discípulos, niños y jóvenes alcancen su desarrollo pleno y armónico como entes sociales responsables, honestos, creativos, dignos y  luego como modeladores del espíritu y el intelecto de seres humanos, como guías de aprendizajes significativos, como agentes de desarrollo de destrezas y competencias requieren de manera permanente capacitación, actualización de conocimientos, de técnicas y estrategias de aula, de métodos de enseñanza-aprendizaje para estar a tono con los avances científicos y tecnológicos. Y por supuesto, merecen  reconocimiento y valoración de su tarea, así como una remuneración acorde con su elevada misión y desempeño.

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