A propósito de que hoy se celebra el Día Internacional de la Felicidad proclamada por las Naciones Unidas, cabe reflexionar y preguntarse qué es la felicidad y el papel que desempeña en la vida de los seres humanos. Por supuesto, que la felicidad no depende de proclamas ni de declaraciones ampulosas para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay.
Pero ¿qué es felicidad? ¿Qué nos hace felices? ¿Cuándo eres feliz? ¿Cómo podemos ser felices?
Según las Naciones Unidas tres aspectos primordiales contribuyen a garantizar el bienestar y la felicidad: acabar con la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta. Desde la filosofía, hay varias posturas, posiciones o actitudes que se adoptan respecto del tema.
¿Basta alcanzar una meta deseada, ser autosuficiente para ser feliz? ¿La posesión de un bien te hace feliz? ¿De qué manera la felicidad influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos? ¿La verdadera felicidad viene después de la muerte? ¿Crees que ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento, conforme preconizan los edonistas? ¿Será posible alcanzar la felicidad a partir de riquezas, honores, poder, belleza, sexo? ¿La felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirida mediante el ejercicio de la virtud como preconiza Aristóteles? ¿Puede ser la felicidad una adecuación de la voluntad humana a la realidad, como sostienen los racionalistas? ¿O la satisfacción de los placeres superiores como afirman los utilitaristas?
¿Y qué nos dice la Biblia respecto de la felicidad? “Felices son aquellos que saben que son espiritualmente pobres. ¡El Reino de los Cielos les pertenece! Felices los que sufren y lloran. ¡Dios los consolará! Felices aquellos que son humildes ¡Recibirán lo que Dios les ha prometido! Felices aquellos que tienen hambre para agradar a Dios. ¡Dios satisfará su hambre! Felices aquellos que son misericordiosos con otros. ¡Dios les mostrará misericordia! Felices los de corazón puro. ¡Ellos verán a Dios! (Mateo 5:1-10)
La felicidad puede estar en las cosas más simples de la vida, desde una cena familiar, la salud personal, la sonrisa del ser amado, un estrechón de manos, un abrazo, un beso, un encuentro casual, una canción o un ritmo, la contemplación de la belleza de la naturaleza, el triunfo del equipo favorito y mil cosas del día a día. El hecho es que todos queremos ser felices y tenemos derecho a serlo, sin olvidar que la felicidad es esquiva, frágil, efímera y por eso mismo, muy deseada.