CELEBRACIÓN
Ayer, 30 de mayo, se celebra Día Internacional de la Papa, una iniciativa que busca destacar la relevancia de este tubérculo en la seguridad alimentaria, los medios de vida y el empleo, tanto en zonas rurales como urbanas alrededor del mundo.
La papa, originaria de los Andes de América del Sur, es ahora uno de los cultivos más importantes y consumidos globalmente. Con más de 4,000 variedades cultivadas, se ha adaptado a diversos climas y suelos, convirtiéndose en un alimento básico en la dieta de millones de personas. Su importancia no solo radica en su valor nutricional, sino también en su impacto económico. La papa es una fuente vital de ingresos para pequeños agricultores y comunidades rurales, quienes dependen de su cultivo para su subsistencia. Además, su cadena de producción y distribución genera empleo para miles de personas en áreas urbanas, desde el procesamiento hasta la comercialización.
En términos de seguridad alimentaria, la papa es un recurso clave para combatir el hambre y la malnutrición. Su capacidad de producir altos rendimientos en periodos cortos de tiempo y en condiciones difíciles la hace indispensable para garantizar la alimentación en situaciones de crisis y en regiones con inseguridad alimentaria.
La conmemoración del Día Internacional de la Papa nos invita a reflexionar sobre la necesidad de apoyar y fomentar prácticas agrícolas sostenibles, proteger la biodiversidad y asegurar el acceso equitativo a recursos y mercados para todos los productores. Este día también sirve para reconocer los esfuerzos de los agricultores y la comunidad científica que trabajan para mejorar las variedades de papa, haciéndolas más resistentes a enfermedades y adaptables a cambios climáticos.