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sábado, marzo 15, 2025

Dictadores y engaño: la lucha por la democracia

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Por: Rodrigo Contero Peñafiel

La historia nos muestra que los esfuerzos por detener la corrupción y el mal uso de los recursos del Estado rara vez tiene éxito. En algunos países, los dictadores y sus secuaces están dispuestos a dar batalla a través de líderes-marionetas, quienes buscan el poder para establecer una “narco-democracia” en complicidad con el crimen organizado. Para ello siembran el miedo y terror como mecanismo de presión, hasta conseguir los votos necesarios para afianzar su régimen.

En la actualidad, deshacerse de un dictador es mucho más difícil que antes. Hay numerosos ejemplos en Latinoamérica y el mundo, evidente es la multitud de migrantes que huyen de sus países buscando sobrevivir. Los recientes procesos electorales han dejado nuevas experiencias con los mismos de siempre: el engaño, la manipulación y el miedo siguen jugando un papel clave. Aquellos que buscan dominar la conciencia de los ecuatorianos pretenden “limpiar su historial delictivo” para mantenerse en un paraíso populista donde puedan continuar con sus lujos y eludir sus responsabilidades.

Las promesas y cambios nunca se cumplieron; por el contrario, el mismo sistema caduco y desgastado ofrecido desde el exterior por quienes destruyeron el país sigue afectando a ricos y pobres, autócratas y demócratas, científicos y profesionales. Solo mentes psicopáticas, inseguros de sí mismo, fanáticos de la notoriedad y carentes de escrúpulos buscan retomar el poder para imponer su autocracia y alimentar su ego personal. Siguen intentando recuperar el control para imponer su dictadura y generar anarquía.

La inteligencia de una nueva generación será clave para cambiar la narrativa y utilizar la razón y el conocimiento en la resolución de los grandes problemas del país. Es necesario contar con profesionales y políticos capaces de responder a los avances de la ciencia y la tecnología. El Ecuador no puede seguir experimentando relaciones internacionales con sociedades populistas que destruyen a su gente y ponen en riesgo la vida de la población. Ecuador necesita seguir creyendo en su gente y forjando su destino. Nuestro voto decide.

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