INTERNACIONAL
Bastaron ocho palabras para que Donald Trump tuviera que interrumpir su discurso por primera vez entre fuertes aplausos de su público: “La edad de oro para Estados Unidos comienza ahora mismo”. Cuando los aplausos se apagaron, el presidente 47 de EE.UU., que acababa de ser investido, situó el mensaje clave bajo el que pretende hacer política en los próximos cuatro años.

“Seremos la envidia de todas las naciones. Y ya no permitiremos que se aprovechen de nosotros. Cada día de la administración Trump, pondré a Estados Unidos en primer lugar”. Durante los 22 minutos siguientes, los cerca de 600 invitados aplaudieron con más frecuencia, poniéndose regularmente de pie. La ceremonia se había trasladado al edificio del Congreso, protegido de las inclemencias meteorológicas, debido al frío extremo que hacía en Washington. Los escasos asientos se distribuyeron entre invitados de honor de la política y los negocios y miembros del Congreso, pero sobre todo entre los seguidores más fieles de Trump de su partido y su familia.
En comparación con muchas actos en campaña electoral, Trump mostró un comportamiento presidencial, afirma Stormy-Annika Mildner, directora ejecutiva del Instituto Aspen Alemania en Berlín. “En el estilo y el tono del discurso, fue combativo tanto interna como externamente y, sin embargo, utilizó una cantidad relativamente grande de lenguaje socialmente divisivo”, dice Mildner en entrevista con DW. “Muchos de sus predecesores han utilizado este discurso para mostrarse conciliadores e invocar la unidad de la nación. Trump no hizo esto”. Sin embargo, esto tampoco era de esperarse.
En presencia de su predecesor Joe Biden, Trump arremetió contra la anterior administración, que ni siquiera había sido capaz de hacer frente a una simple crisis interna y que, en cambio, había tropezado con un “catálogo continuo de desastres en el extranjero”. En alusión al apoyo a Ucrania, atacada por Rusia, Trump dijo: “Tenemos un gobierno que ha gastado recursos ilimitados en la defensa de fronteras extranjeras, pero se ha negado a defender las fronteras estadounidenses.”