EDITORIAL
La historia mundial registra dos hechos sobresalientes de la humanidad: el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el 20 de julio de 1979, hace 43 años, en el marco de las luchas revolucionarias de América latina y la llegada del hombre a la Luna, hace más de cinco décadas en el ámbito de la conquista espacial.
En el primer caso, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) acabó con la dictadura somocista que había gobernado por medio del terror, la corrupción y el fraude electoral durante más de 40 años. Uno de los líderes revolucionarios, Daniel Ortega, gobierna hoy Nicaragua con su mujer como vicepresidenta, con los mismos o peores abusos de los Somoza, por lo que la Nicaragua de hoy, la del 20 de julio de 1979, la de 43 años después de la revolución sandinista, vuelve a ser víctima de un sátrapa, el revolucionario de ayer que le está llevando al país centroamericano a situaciones límites de pobreza, corrupción, represión contra las que tanto lucharon hace 4 décadas y entregaron su vida miles de nicaragüenses. Así, los ideales de la revolución sandinista vuelven a estar vigentes hoy en la patria de Rubén Darío y a alimentar la lucha popular para alcanzar los sueños de justicia social para los más oprimidos, el desarrollo económico tan anhelado por todos y la vigencia de una democracia plena.
En julio de 1969, millones de personas a nivel planetario, fueron testigos maravillados, atónitos y absortos del primer paso del hombre en la Luna, dado por Neil Armstrong. Esta proeza científica extraordinaria de hace 53 años fue un hito que marcó al mundo con espacios inusitados en la ciencia, la investigación, nuevas tecnologías de la comunicación, etc.
Estos hechos políticos, sociales, científicos nos inducen a pensar que los ideales de libertad, democracia, de progreso y desarrollo humano no tienen límites y avanzan a un ritmo vertiginoso, incontenible.