TRAGEDIA
En la tarde del 18 de febrero, el tranquilo barrio San Francisco de Pisín en Riobamba, se vio sacudido por una tragedia que dejó un vacío irremplazable en dos hogares. Los primos Luis Alberto Ayahuca Chauca y Luis Alberto Ayahuca Mocha, ambos de 60 años, perdieron la vida mientras realizaban labores en una obra de alcantarillado, en lo que parecía un día común de trabajo. Pero ese día, el destino les jugó una cruel jugada.

Los dos hombres, que trabajaban en la excavación de un sistema de alcantarillado para la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Riobamba (EMAPAR), quedaron atrapados, cuando las débiles y húmedas paredes de la excavación se vinieron abajo. La tierra, que parecía prometer estabilidad, cedió sin previo aviso, sepultándolos en cuestión de segundos. “Quizás si hubieran tenido más ayuda de las autoridades, esto no hubiera pasado”, expresó uno de los familiares con la voz quebrada por el dolor.
La impotencia se siente en el aire de la ciudad, donde la tragedia se mezcla con la indignación. En el barrio San Francisco, muchos aseguran que el trabajo de alcantarillado no contó con las medidas de seguridad necesarias, como el apuntalamiento adecuado de las paredes de la excavación, que, según un testigo, eran frágiles y no ofrecían ninguna garantía de seguridad.
A las afueras del Centro Forense, en medio de la noche, la tragedia se transformaba en lamento. Familiares y amigos se congregaban para darle el último adiós a los primos que, de alguna manera, no solo perdieron la vida en su lugar de trabajo, sino también en su propia comunidad, a escasos metros de sus hogares.
En un comunicado emitido por el Municipio de Riobamba, las autoridades confirmaron el accidente, subrayando que el desprendimiento de la excavación había atrapado a los dos trabajadores, quienes pertenecían al Consorcio Bosque – Tubasec. Las autoridades, encabezadas por el gerente de EMAPAR, Nelson Muñoz, llegaron al lugar para coordinar las acciones de rescate y ofrecer el apoyo necesario a los afectados.
“Estamos investigando. El consorcio responsable de la obra nos dará más detalles al respecto”, expresó un representante de EMAPAR, mientras las palabras de consuelo llegaban a los deudos de los trabajadores. “Estamos con la familia, brindando contención emocional en este difícil momento”, agregó.
La causa del fatal accidente sigue siendo incierta, y las investigaciones están en curso. ¿Fue un error humano? ¿Una negligencia en la obra? O, ¿simplemente la naturaleza les jugó en contra? Lo único claro es que dos vidas se apagaron de manera trágica en una obra que, según algunos expertos, no cumplió con los estándares de seguridad requeridos.
A medida que las autoridades locales trabajan para esclarecer lo sucedido, la familia Ayahuca enfrenta una pérdida irreparable. Sin embargo, las autoridades también han ofrecido asistencia psicológica, legal y económica, un apoyo necesario en medio de la tragedia.