Por: Eduardo Díaz A.
A la democracia, al desarrollo, y a la libertad, hay que enfrentarlos con imperativos éticos, con educación, no con coacción y chantaje.
Es incomprensible, que en pleno siglo XXI, estemos hablando de regulaciones que coarten las libertades fundamentales del ser humano.
Que es pues, eso de querer volver a las horquetas, <armas del nomadismo y del socialismo aberrante y absurdo>, que quieren imponer ideologías, expresiones, lo que se debe decir y hasta lo que se debe poner “ley mordaza”.
Esas viscerales propuestas, son las que precisamente polarizan más la sociedad, ¿Y, por qué? Porque son formas autoritarias de restringir a la fuerza, lo que por razón no pueden lograrlo.
Hablar, en pleno año 2025 de revolución, es anacrónico, iluso e inentendible, a la globalización y al desarrollo, se la enfrenta con evolución, inteligencia y libertad, jamás, con revolución y coacción.
Han pasado 50 años sin una revolución socialista victoriosa, más de 30 desde el fin de la Unión Soviética, en Ecuador desde el año (2007), desde que inició la revolución y la unidad monolítica, seguida si, por dos gobiernos, uno que llegó con la revolución y lo traicionó, y otro que pregonaba ser demócrata, pero de una probada ineptitud e ineficiencia, que estoy convencido que ni siquiera comprende el concepto de liberal, por su evidente alelamiento.
Esa consecuencia socialista, de traidores y falsos liberales, han sumido al país en 18 años de desasosiego, delincuencia, corrupción e ineficiencia.
Pero, no por eso vamos a rendirnos, ¡Sociedad, seamos rebeldes con lo simple!, si con lo simple, con esos pésimos gobernantes, corruptos y de probado alelamiento, por quienes hemos heredado una multicrisis. ¿Qué futuro nos espera, sino cambiamos de paradigmas?
Nuestra Patria es, el territorio donde confluyen libertades, inteligencias múltiples, donde debemos vivir en armonía; los ecosistemas, las personas y la economía.