EDITORIAL

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Escasez y especulación del gas

El paro indígena del mes pasado tuvo muchas secuelas. Una de ellas que perdura hasta hoy y golpea fuertemente a la población es la especulación del gas. Luego de algunos días de la suspensión de la medida de hecho, hasta ahora no se normaliza la distribución de ese elemento vital en la cotidianidad de los hogares ecuatorianos. Las familias están padeciendo momentos difíciles porque no pueden contar con el GPL. para solucionar sus necesidades de alimentación. Por lo que deben realizar grandes colas soportando el frío de la noche y de la madrugada para lograr comprar un cilindro, si es que de pronto no le dicen que el producto se acabó a pocos metros para adquirirlo.  Y como siempre los sectores más modestos son los más golpeados.
Este es un fenómeno que ocurre en muchas provincias. En lo que respecta a Riobamba, se conoce que, en ciertos casos, el precio de la bombona está por las nubes, pese a lo cual y por la urgencia de adquirirlas, el cliente se resigna a ser, inevitablemente, víctima de semejante extorsión y abuso.
Las autoridades correspondientes deben ejercer un estricto control sobre el tema, aplicando, si el caso lo requiere, mano dura a los especuladores, por una parte, y por otra deben articular mecanismos y estrategias para que, a la brevedad posible, la situación se normalice porque los distribuidores alegan que han suspendido la atención al público por falta del producto.
No es admisible que los ecuatorianos, luego de los largos y aciagos dieciocho días de paralización del país, con falta de transporte, cierre de vías, escasez de alimentos, medicinas, y otras privaciones y secuelas de tan larga jornada de protesta social, tengamos que seguir viviendo situaciones críticas que, sin duda alguna, afectan duramente a la economía, sobre todo de los sectores más vulnerables. ¿Hasta cuándo la ciudadanía debe vivir extorsionada, luego de haber vivido sitiada durante tan largos días?
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