El Día del Árbol o la Fiesta del Árbol se celebra en distintas fechas en los países del mundo. En Ecuador se rinde homenaje al árbol cada 22 de mayo para fomentar en la niñez el amor a la naturaleza, para reflexionar sobre la urgente necesidad de proteger los bosques, el ecosistema y todo lo relacionado con la ecología.
Es dramático para la erosión de los suelos el hecho de que anualmente se talan en nuestro país, cientos de miles de hectáreas de bosques, más si esta tala afecta a suelos agrícolas, porque el árbol desempeña un papel indispensable en el equilibrio ambiental, pues, su presencia, cantidad y disposición influyen en el paisaje y en los beneficios económicos, culturales, sociales y ecológicos. En este sentido, podemos destacar la rica línea de servicios y productos que van en beneficio del ser humano, sea en la agricultura, la alimentación, la medicina, la industria de la construcción, la fabricación de papel, el arte; sin contar con la transformación del dióxido de carbono que purifica el ambiente y lo refresca al oxigenar el aire; pero además nos da sombra, reduce el ruido, detiene las heladas, evita la erosión del suelos, reduce los riesgos de inundaciones. En definitiva, el árbol, en todas sus variedades, es esencial para la vida en nuestro planeta.
Que el Día del Árbol sea un motivo para reflexionar, en los espacios educativos y en el hogar, sobre la urgencia de proteger los bosques que, como pulmones del planeta, limpian el aire, regulan el clima y las lluvias, sirven de hogar para las aves y la vida silvestre; para pensar sobre la urgencia de proteger nuestros bosque y reducir una de las principales causas del cambio climático; sobre la conveniencia de sembrar árboles para frenar la destrucción del planeta que, a la postre, es nuestra propia destrucción.
