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jueves, enero 16, 2025

El fracaso de los obstinados

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Por: Rodrigo Contero Peñafiel

Todos tenemos debilidades que forman parte de nuestra biología y personalidad. Éstas pueden influir en nuestras reacciones y, en momentos decisivos, cegarnos, impidiéndonos pensar y actuar con responsabilidad. Nadie puede saberlo todo, pero las tendencias innatas los lleva a emitir juicios y opiniones sin contar con el conocimiento necesario.

El instinto de autoconservación, el deseo de pertenecer a un grupo o el abuso del poder que se ostenta en algún momento pueden desencadenar acciones negativas que perjudican tanto a quienes luchan por conservar el poder como a quienes representan. Muchas de estas debilidades se arraigan a través de hábitos negativos que persisten por inercia en ciertas personas y grupos. Adoptar malos hábitos es sencillo cuando hay una desconexión entre razón, conocimiento y acción, lo que suele acarrear consecuencias negativas.

Cuando se priorizan actividades superficiales, como pasar demasiado tiempo en las redes sociales o dar discursos vacíos, en lugar de prepararse para trabajar y contribuir efectivamente, se fomentan hábitos que pueden degenerar en resultados negativos. El fracaso es consecuencia de la repetición constante de errores, sean pequeños o grandes. Aunque sus efectos no siempre son inmediatos, eventualmente se hacen evidentes. Por el contrario, las buenas decisiones convierten al tiempo en un aliado, mientras que las malas lo transforman en un enemigo.

El fracaso puede definirse como el resultado de no alcanzar un objetivo deseado. Esto genera emociones como tristeza o ira, que, aunque dolorosas, son naturales y pueden servir para replantear la situación que vive cada persona. Aprender del fracaso permite identificar el camino correcto a seguir con una perspectiva más amplia y real, evitando caer en los mismos errores.

El crecimiento personal es una capacidad innata que nos impulsa a explorar nuevas experiencias, por desafiantes que sean. Saber escuchar las lecciones que nos ofrece la vida es esencial para mantenernos en constante transformación y alcanzar el progreso adecuado. Comprender qué queremos, cómo lograrlo y actuar en consecuencia es lo que define a un triunfador.

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