El mundo recuerda 20 años del ataque terrorista a las Torres Gemelas

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El atentado a las Torres Gemelas paralizó al mundo, un 11 de septiembre de 2001.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, en los que murieron cerca de 3 000 personas, cambiaron la forma de viajar y la seguridad en los aeropuertos de todo el mundo. ¿Qué tan efectivas y proactivas han sido las medidas adoptadas por la Administración de Seguridad de Transporte en Estados Unidos?

Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 viajar en avión en Estados Unidos y en el mundo era mucho más fácil.  No se necesitaba identificación para pasar por seguridad en los aeropuertos, nadie se quitaba los zapatos, tampoco se separaban los objetos electrónicos y se podían llevar líquidos en el equipaje de mano.

La seguridad en las terminales aéreas estaba a cargo de contratistas privados con poco entrenamiento reclutado por las aerolíneas. No todo el equipaje de carga era revisado y las personas apenas pasaban por detectores de metales. Las familias acompañaban a los viajeros hasta la puerta de embarque y una vez en el avión, entrar a la cabina era común para que los niños y las familias se tomaran fotos con el piloto y la tripulación.

Todo esto cambió tras el 11-S y los pilotos tuvieron que encerrarse detrás de puertas blindadas con armas de fuego para defenderse de potenciales secuestradores de aviones como los que llevaron a cabo los ataques más letales en Estados Unidos.

Esa mañana, 19 militantes asociados al grupo terrorista islámico Al-Qaeda, originarios de Arabia Saudita en su mayoría, secuestraron cuatro aviones. El primero fue el vuelo 11 de American Airlines que golpeó la torre norte del World Trade Center en Nueva York a las 8:46 a.m. hora local. El segundo fue el vuelo 175 de United Airlines que también salió de Boston y estrelló la torre sur 17 minutos después.

El tercer avión secuestrado fue el 77 de American Airlines que salió del aeropuerto internacional de Dulles en Washington y estrelló el lado sudoeste del Pentágono, sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos.  

El cuarto, vuelo 93 de United Airlines, salió de Newark, New Jersey y se estrelló cerca de Shanksville, Pensilvania. Casi 3.000 personas murieron, incluidas 265 a bordo de los cuatro aviones.

“El hecho de que hayan orquestado el ataque con tres vuelos diferentes en tres lugares diferentes dejó en claro lo vulnerable que era Estados Unidos. Fue una verdadera bofetada. Nos recordó lo ingenuos que habíamos sido”, dijo a ‘CNN’ Sean O’Keefe, profesor de la Universidad de Syracuse y exdirectivo de Airbus.

Volar en Estados Unidos y en el mundo cambió para siempre y a partir del 14 de septiembre, cuando la aviación comercial reinició en Estados Unidos, se distribuyeron hombres de la guardia nacional en los aeropuertos y los viajeros tuvieron que esperar largas filas mientras se adoptaban las nuevas medidas y sistemas de seguridad.

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