Así tituló su reflexión el Obispo de Puyo Rafael Cob García sobre la Encíclica del Papa Francisco, en la celebración el V Aniversario de su publicación. En este Vicariato, durante toda la Semana se han realizado talleres y conferencias sobre la Encíclica. Uno de los frutos fue el Sínodo Amazónico realizado en Roma en octubre del año pasado.
El Obispo resume la Encíclica indicando que no se puede entender que en tan solo 200 páginas: una bella introducción y 6 capítulos, haya tanta sabiduría. Añade que cautiva a todo el mundo porque su contenido afecta a la vida del planeta. El tema central es la urgencia ante la desintegración y degradación del planeta tierra.
Esta Encíclica es como una alerta urgente para un mundo enfermo, subraya el Prelado. Menciona que tiene un lenguaje claro y una pasión que todos pueden entender. Empezando por el título escogido Laudato Si, del proclamado patrón de la Ecología Francisco de Asís. Este Santo, apasionado por la naturaleza y por la fraternidad. Que veía el mundo como algo más que un problema a resolver, sino un misterio gozoso que contemplamos con alabanza.
Laudato Sí se caracteriza especialmente por la urgencia con que repite una y otra vez el desafío de proteger nuestra casa común. Y en esa preocupación está en juego la vida de sus habitantes. De ahí la urgencia de tomar medidas, si no queremos pagar las consecuencias. Porque la tierra agoniza como herido de muerte sino se le atiende ya, explica Cob García.
Durante la vida del hombre, podemos pasar los años sin darnos cuenta de las raíces de nuestros males, y solo nos damos cuenta quizá cuando ya no hay remedio para encontrar solución. Como dicen, no hay, peor ciego que el que no quiere ve, ni peor enfermo que el que niega la enfermedad o no quiere curarse.
Las heridas profundas son visibles como: cambio climático, perdida de la biodiversidad, deforestación constante y contaminación del ambiente. Todo, por el abuso de los humanos que habitamos en la casa común, subraya el Obispo de Puyo.
