Todos los años se repite el ritual de la vida: un año que se va y un nuevo que llega. Y vienen acompañados de balances positivos y negativos que se forjaron en el camino de trescientos sesenta y cinco días que se fueron, que se quedan, que se los despide en medio del abrazo familiar, cargado de emotividad, de añoranzas; pero al mismo tiempo, de sueños y propósitos, de anhelos y esperanzas que se gestan en ese mágico momento de transición entre el año viejo y el nuevo. El año 2024 ha sido como ningún otro, marcado por la inseguridad, por la narcopolítica y la corrupción que se filtró en casi todos los espacios de la administración pública conforme lo evidenció el operativo Metástasis, liderada por una extraordinaria mujer, la fiscal general, Diana Salazar, convertida en la reserva moral de la Patria, permanentemente amenazada por las fuerzas del mal que se anidan especialmente los círculos políticos.
Hoy finaliza el aciago 2024 y mañana comienza un nuevo año, el 2024. Es la ocasión para formular los mejores propósitos para nuestras vidas y para la patria; para que, pese a todo, el amanecer de cada día nos encuentre optimistas, soñadores; para que el sol y su luz aniden en nuestros corazones, hoy y siempre para llenarnos de vitalidad, de fortaleza en la construcción del futuro.
Que el 2024, sea para el Ecuador el año en que perdure el cercano mensaje navideño de paz y amor que todos anhelamos. Que los nuevos gobernantes y gobernados se encuentren unidos, organizados y optimistas en el esfuerzo y el trabajo, en el respeto a las leyes y a los principios democráticos. Que nuestra juventud tenga siempre abierto el horizonte de las posibilidades en todos los órdenes para que no sea presa fácil de monstruo de las drogas, del conformismo, la inacción y la delincuencia organizada. En fin, que nuestra amada patria, de manera irrenunciable, marche hacia el progreso y la consolidación de una vida digna para todos, sin claudicación de principios individuales y colectivos.
Por nuestra parte, una vez más saludamos efusivamente a nuestros lectores y anunciantes y les reiteramos nuestra indeclinable vocación de servicio a la colectividad del centro del país, asegurando el ejercicio de sus derechos a la comunicación, la información y la libertad de expresión.