Por: Jorge García Guerrero
A simple vista, la primera vuelta mostró una votación homogénea. Sin embargo, al desmenuzar los datos, emergen diferencias que revelan un mensaje más complejo que la simple elección del nuevo responsable de los sinsabores y el desencanto nacional.
Una lectura breve nos deja claro que los “candidatos esponja” —que llegaron a la papeleta con el propósito de restarle votos a los favoritos— no cumplieron su cometido. Además de su escasa votación, Saquicela no logró un solo voto en el 78% de las juntas, seguido por Cueva (68%), Gómez (67%), Araus (64%) y Rabascall (62%), demostrando que no representaron una candidatura nacional.
Los resultados revelan una marcada diferencia entre el elector urbano y el rural. Considerando solo el voto urbano, la diferencia entre Noboa y González habría crecido a 3 puntos (46% a 43%) e Iza apenas llegaría al 3,5%. En contraste, con solo la opinión de la ruralidad, González habría estado muy cerca de ganar en una sola vuelta con 46,2% de los votos, frente al 36,7% de Noboa y el 10,7% de Iza ¿Reflejo de un Gobierno lejano a los problemas del sector rural?
La centralidad y la periferia viven en países diferentes y lo expresan al votar. Si solo se consideran las capitales provinciales, Noboa ganaría en una sola vuelta (49,2% frente al 39% de González), mientras que, al excluir las capitales, es González quien ganaría en una sola vuelta (50,4% frente al 37,5% de Noboa). Datos que, además, explican cómo el sesgo de muestreo —con encuestas concentradas en un territorio— provoca errores en sondeos y “bocas de urna”.
Otra diferencia se da con el voto exclusivo de los hombres, entonces González habría ganado con el 45,1% frente al 42,9% de Noboa. Pero si solo votaran mujeres, el resultado se habría invertido: 46,4% para Noboa y 43,4% para González.
Una votación homogénea es un espejismo creado por los promedios que desconoce que una parte del país, al no sentirse escuchada, reclama en las urnas. Así, mientras unos hacen cuentas y otros se frotan las manos por retomar el poder, el país sigue preguntándose si cambiará algo en la vida de cada votante si gana uno u otra.