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martes, febrero 11, 2025

La banalidad del mal

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Por: Pablo Granja

A. Eichmann, responsable de enviar a los judíos a los campos de exterminio, fue enjuiciado en 1961. La pensadora Hannah Arendt siguió presencialmente el proceso, analizando el comportamiento del nazi, quien dijo sentirse inocente porque “era solo técnico de transportes”. Esto la llevó a escribir un libro sobre la banalidad del mal, que considera “normal” el cometimiento de actos atroces y trivializan las consecuencias del daño que ocasionan, por efecto de renunciar a decidir por sí mismos y un sometimiento absoluto a quien dicta las órdenes. Otro nazi, J. Goebbels, arquitecto de la publicidad y propaganda del nacismo, fue clave para que un desquiciado logre fascinar al culto pueblo alemán. Poniendo en práctica que “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, construyeron una narrativa fanática basada en el odio y la superioridad racial, para justificar una expansión territorial que ocasionó la Segunda Guerra Mundial.

Estos casos sirven para reflexionar sobre asuntos locales. El líder sentenciado y prófugo, con su “Los corruptos siempre fueron ellos”, intenta desvanecer su responsabilidad, la de su brazo derecho en los negocios de su Gobierno de izquierda, y de las decenas de exministros y colaboradores sentenciados, procesados, investigados, presos o prófugos por corrupción y delitos afines. Ante las evidencias, sus aún numerosos seguidores exclaman que “robó pero hizo obra”. O guardan un silencio cómplice cuando el líder llama a bloquear los puertos y que la comunidad internacional aplique sanciones económicas para asfixiar al país, porque no se pudo completar la fuga de su exvicepresidente sentenciado. Nada, ni la corrupción ni la traición afecta su agenda de impunidad.

La candidata del populismo, en un medio internacional respondió que de las glosas por los vuelos en el avión presidencial uno fue a Panamá, a un encuentro con el presidente Obama; pero ni una palabra del resto. Sobre sus ingresos, dice que recibe sueldo del partido y brinda asesorías legales, pero tiene suspendido su RUC desde hace dos años. Ofrece poner en vigencia una tarjeta electrónica para proveer regularmente una canasta familiar a quienes se registren. Esta versión de las tarjetas de racionamiento utilizadas en Cuba y Venezuela sirven para obligar a que la gente se adhiera al partido y no quedarse sin el beneficio; también sirve para controlar la producción, distribución, y cuánto y qué consume la gente. ¡Manipulación comunista pura y dura!

Otro que se ha tropezado con su lengua es L. Iza, al afirmar que la movilización para invadir a Quito costó 200 millones de dólares. ¿Quién puso este “cushqui”? ¿Cómo se pagaría esta “inversión” para desestabilizar la Democracia? ¿Quién le paga a él para hacer qué?

Asambleístas y funcionarios públicos de elección o designación, escogidos de la farándula y el escándalo, provienen de la misma vertiente populista, convirtiendo en noticias recurrentes las inconductas; normalizando, trivializando la banalidad del mal.

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