“LA CULTURA ES LA DEFENSA DE LOS PUEBLOS DÉBILES”

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Carlos Moreno Arteaga

Luis Humberto Sancho, uno de los más destacados educadores, dirigentes gremiales y periodistas de Chimborazo, incorporaba siempre esta sencilla frase en cada una de las hojas volantes que la dirigencia de la novel Unión Nacional de Educadores del año 1955 entregaba “…de ventana en ventana y de acera en acera…” a la ciudadanía que salía a admirar las comparsas del seis de enero, organizadas por el magisterio. El propósito era darles calidad a estas actividades por lo que paulatinamente se representaba temas como el trabajo de aula, luego el folclore de las provincias y latinoamericano, la representación de los cuentos clásicos o el Camari indígena en tiempo de carnaval, como él lo describe en su dinámico texto: “Memorias de un desmemoriado”. Así es como poco a poco el magisterio y su organización gremial se fueron adentrando en el corazón del pueblo e incrementaron su prestigio.

La figura del maestro y periodista Sancho es una de las más prolíficas, pues desde sus inicios, cuando en los cursos intensivos del normal “Juan Montalvo” se titulaba a los maestros, en su tesis de “El problema profesional en el Ecuador” demostró su vocación y compromiso, al punto de ser considerada la mejor de esa promoción de educadores. Fue Director fundador de la Escuela Industrial “Carlos Cisneros”, la cual inició con nueve alumnos, llevándole paulatinamente a lo que es hoy el prestigioso Instituto Superior.

Ejerció la docencia, la inspección escolar, la Dirección de Educación en las provincias de Cañar, Carchi y Chimborazo, la Jefatura Provincial del SAREC (Servicio Ambulante Rural de Extensión Cultural) desde donde conoció de cerca las necesidades de las comunidades rurales y la realidad del profesorado que laboraba en esos sectores; fue concejal electo por dos ocasiones al Municipio de Riobamba e integrante de instituciones tan prestigiadas como la Cruz Roja, la Casa de la Cultura, SOLCA, la Liga Ecuatoriana Antituberculosa LEA, entre otras.

En 1940 como director por cerca de un año del efímero Normal Rural de Alausí, entregó todo su aporte, no solo para garantizar mejores condiciones materiales para los estudiantes y sus maestros, sino también para dignificar la condición de los educadores y la importancia de la formación docente. Oscuros intereses de los caciques locales provocaron que al cumplir cuatro años de funcionamiento, el normal sea suprimido por el Congreso Nacional, logrando que solo 27 alumnos del primer curso se gradúen y sus docentes sean reubicados en otras provincias. Luego dirigió por poco tiempo, el también breve Normal Rural de Pelileo.

Uno de las dignidades más importantes que honró fue la dirigencia de la Unión Nacional de Educadores, de la cual fue su presidente provincial en dos ocasiones desde 1955 hasta 1960, vicepresidente del IV Congreso Nacional de la UNE reunido en Esmeraldas y Presidente del VI Congreso Nacional que se llevó adelante en nuestra ciudad en donde se puso en evidencia la organización y la cultura del pueblo y los docentes de Chimborazo. Fue tan reconocido su trayectoria que el magisterio nacional reunido en Esmeraldas le declaró miembro ilustre de la UNE y solicitó al Ministerio de Educación que perennice su nombre en una escuela de la provincia.

Esta vida honrosa se vio coronada por su condición de periodista, llegando a ejercer la presidencia de la Unión Nacional de Periodistas UNP, núcleo de Chimborazo compartiendo su pensamiento en el segmento “De todo un poco” del desaparecido diario “El Espectador” de Riobamba por cerca de ocho años.

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