La meritocracia

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Meritocracia, término inexistente en el Idioma español, fue acuñado por la revolución,  ciudadana del régimen del RafaeL Correa en la  década anterior. Políticamente hablando se dijo que para la función pública, sobre todo en los niveles de la  más alta responsabilidad, los nombramientos responderían no a compromisos políticos o compadrazgos coyunturales, sino a los merecimientos personales y profesionales, independientemente de la filiación política Y este era un discurso repetitivo en un gobierno que supuestamente  valoraba, reconocía, justipreciaba los méritos. Era la visión opuesta la palancocracia, que se repitió hasta el cansancio,  pertenecía al pasado de la partidocracia corrupta.

En la realidad nacional, se dio una gran diferencia entre la ideología, la teoría, la propaganda sobre la meritocracia y lo que el pueblo ecuatoriano pudo constatar en la práctica de la administración nacional. Una muestra muy clara de  este divorcio entre la teoría y la práctica de la meritocracia se dio en el Ministerio de Educación, cuyo titular, de lo que se conoce nunca tuvo relación con el ejercicio de la docencia. Y esto tuvo un efecto multiplicador porque  según investigaciones e informes actualizados del Ministerio del ramo revelan que un altísImo porcentaje entre rectores, vicerrectores, directores, inspectores, subinspectores, etc. no tenían méritos académicos sino “lealtades ideológicas y políticas” relacionadas con la Red de Maestros, entidad oficial que pretendió suplantar a la histórica UNE  nacional.

En esta línea, miles de maestros a nivel nacional, accedieron a puestos directivos en escuelas, colegios, unidades educativas,  sin cumplir las  normas implementadas por el  Ministerio del ramo,  con las negativas consecuencias en el sector más vulnerable: los niños y adolescentes.

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