Por: Rosalía Arteaga Serrano
Muchos creen que la era Trump se inauguró este 20 de enero, con la posesión de Donald Trump para empezar su segundo mandato, pero la verdad es que, desde el inicio de su carrera para llegar a la Casa Blanca y empezar su primer período hace ocho años, la política del gigante de América del Norte, la primera economía del mundo, fue impregnada por su manera de hacer las cosas y su óptica del mundo.
Hay cambios entre lo que fue el inicio de su primer mandato y este segundo. Se nota a un Trump más experimentado y decidido a hacer cambios desde el día uno, basta ver el número de órdenes ejecutivas firmadas el primer día de su segunda administración [45], versus la única que firmó cuando llegó al poder por primera vez.
“Hacer a América grande otra vez” es su lema, tratando de recuperar el orgullo norteamericano, pero habrá que ver cómo esto afecta a los ciudadanos de otros países, muchos de los cuales, inmigrantes en los Estados Unidos, corren el riesgo de ser expulsados de su territorio, aunque se sabe que muchos sectores de la economía norteamericana dependen de la mano de obra que llega desde Latinoamérica.
Muchos estamos a la expectativa de sus decisiones respecto a la política internacional referente al cambio climático, a la situación de Ucrania y Gaza, a la pertenencia a una serie de organismos internacionales, incluyendo a la OTAN.
La estructura jurídica de Estados Unidos es muy sólida, al igual que los estamentos de una sociedad, que, en muchos aspectos ha significado un modelo para el mundo. De alguna forma frenó la toma de decisiones del primer Gobierno de Trump, pero desde entonces, tanto el presidente Trump como sus más cercanos colaboradores han aprendido mucho y la decisión de rodearse de magnates decididos a todo, en esta ocasión, traerá cambios que apenas podemos avizorar en estos momentos.
La era Trump sigue su curso, con más fuerza, con más experiencia, modelando el futuro de los Estados Unidos de Norteamérica, pero también del planeta.