La inseguridad como un imperativo

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Que el trabajo de las autoridades competentes sea prolijo y tenga celeridad. Por rumores, habría intereses y conflictos de por medio en este hecho criminal. Que nada detenga, dificulte ni obstaculice esta investigación.

El asesinato a sangre fría de un reconocido actor y presentador de televisión, ocurrido en Guayaquil, desnuda nuevamente la grave crisis social en la que se hunde nuestro país. Acabaron con su vida con varios disparos, sin importar el dolor de una familia.

Este caso es resonante por la connotación de la víctima, pero cuántos hechos violentos más de este tipo se han dado desde que volvimos a la nueva normalidad. Sí, a la nueva normalidad en la que se supone que la empatía nos haría mejores personas, pero no es así.

La violencia vuelve a estallar y dejarnos en la desprotección en la que vivimos. Nos queda la sensación de que cualquier eje preventivo de la Policía Nacional es inútil e insuficiente.
Tampoco pareciera que es el juego del gato y el ratón en el que muchas veces están involucrados jueces y fiscales.

El problema es mayor y es de seguridad ciudadana, está en las calles. Que el trabajo de las autoridades competentes sea prolijo y tenga celeridad. Por rumores, habría intereses y conflictos de por medio en este hecho criminal. Que nada detenga, dificulte ni obstaculice
esta investigación.

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