Por: Eduardo Díaz A.
Seré breve, leemos tanto en estos días, sobre sostenibilidad, eficiencia energética, cambio climático, gestión inteligente del agua, etc., pero, ¿Qué es, lo que antecede a la sostenibilidad?
La respuesta es concreta, la insostenibilidad, y cuando me refiero a este término, hago alusión, a la responsabilidad directa que tiene el ser humano ¿Por qué? Porque, el territorio se construye, deconstruye y reconstruye a medida que el ser humano lo hace. ¿Y, que es el territorio? Es un constructo social, de vinculación emocional, de integración y participación del individuo con el entorno.
Entonces, vamos a ser geométricamente lógicos, porque el territorio, nace, crece, se reproduce y muere, en función del ser humano, porque, <se construye y se destruye de la misma forma>, esa es, en realidad la manera insostenible, como hemos actuado contra la naturaleza, sin reconstruir, sino, más bien, destruyendo todo, en todo tiempo y lugar, entonces, “de que sostenibilidad hablamos”, si lo que antecede es, en realidad nuestra insostenible conducta, a nuestra forma de pensar-actuar, y, mientras eso suceda de manera sistémica, es absurdo pensar en sostenibilidad local, regional, nacional, supranacional y global.
Superemos, la falacia y el antiintelectualismo, para entender al menos dos características fundamentales del territorio, por una sincera convivencia <sostenible entre el humano y el territorio> primero hay una característica metamórfica, porque cambia y se transforma, de manera fáctica entre lo real y lo vivido, por diversas causas; económicas políticas y sociales, y la otra característica territorial es, la prescriptiva, que no, es más, que la normativa que busca el orden con legitimidad.
El territorio, no es pues una estructura, o un espacio muerto, lo que en realidad sucede, es que, la estamos matando, a pesar de ser el fundamento vivo, del estado nación, y eso creo que es lo que no se comprende.
Solo, cuando entendamos la antítesis de la sostenibilidad, es decir, la insostenibilidad en la manera de pensar y actuar de nosotros los humanos, podremos redireccionar, la gobernanza participativa, hacia modelos de sostenibilidad ciudadana.