¿La letra con sangre entra?

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El Art. 46 de la Constitución de Montecristi  textualmente dice: ”El Estado adoptará , entre otras, las siguientes medidas que aseguren a las niñas, niños y adolescentes: Protección y atención contra todo tipo de violencia, maltrato, explotación sexual o de cualquier otra índole, o contra la negligencia que provoque tales situaciones” (Numeral 4)

Por su parte, la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), entre los fines de la educción, habla de la  “protección y el apoyo a las y los estudiantes en casos de violencia, maltrato, explotación sexual y de cualquier tipo de abuso (Art. 3), y en el Art. 6, establece, entre otras, las siguientes obligaciones adicionales: “Erradicar todas las formas de violencia en el sistema educativo y velar por la integridad física, psicológica y sexual de los integrantes de las instituciones educativas, con particular énfasis en las y los estudiantes” (literal h)

En este contexto son preocupante los datos que arroja un estudio del maltrato a estudiantes entre los años 2000 y 2015 donde se revela que el 26 % de niños y adolescentes han sido víctimas de un trato violento por parte de ciertos docentes que aún creen que la letra con sangre entra, postulado de la más rancia y obsoleta pedagogía.

La sociedad en general rechaza este tipo de actitudes agresivas y violentas en el sistema educativo; sin embargo, el tema genera debate, sobre todo a raíz de lo ocurrido en el emblemático colegio Mejía de la Capital, donde un profesor los “educaba” poniéndoles en fila a los estudiantes para propinarles golpes con una vara de madera.

Lo inquietante del tema es que, según el estudio, los estudiantes del sector rural son los más afectados por estos malos tratos, donde es costumbre que los padres recomienden a los docentes que les reprendan, les corrijan la mala conducta  porque en casa no les hacen caso.

Consideramos que el diálogo, las medidas psicopedagógicas, los códigos de convivencia construidos en las comunidad educativas, el fomento de la cultura de paz y no agresión  contribuirán a bajar las naturales tensiones que se generan en el ambiente escolar.

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