EDITORIAL
La pugna entre el presidente y el vicepresidente de una república puede afectar al país de diversas formas, con repercusiones a nivel político, económico y social: En el ámbito político, las divisiones internas en el poder ejecutivo proyectan una imagen de desorden y falta de cohesión, lo cual puede afectar la gobernabilidad y la capacidad del gobierno para tomar decisiones efectivas. Esta falta de unidad puede generar conflictos dentro de otros órganos de gobierno y crear tensiones entre el oficialismo y la oposición. Por supuesto que las disputas públicas o secretas entre los líderes del Ejecutivo pueden llevar a un ambiente de inestabilidad política, a una gobernanza fragmentada a una polarización social por la falta de consenso y cooperación entre los líderes del Ejecutivo.
Además, estas tensiones desvían la atención de los problemas importantes del país y pueden provocar fragmentación dentro del gabinete, lo que hace más difícil la implementación de políticas públicas. La inestabilidad resultante también impacta negativamente la economía, pues genera incertidumbre que ahuyenta la inversión y afecta la estabilidad social al aumentar la polarización entre distintos sectores de la sociedad. En conjunto, estas consecuencias pueden perjudicar significativamente el desarrollo del país.
Es inadmisible y difícil entender que diferencias y rencillas personales, estén por encima de los intereses de un pueblo que los eligió para generar bienestar, paz, progreso. Es inaceptable e injusto que, en los momentos actuales, en que debe prevalecer la unidad de los ecuatorianos para luchar, buscar soluciones urgentes para los problemas que azotan al país, las más altas autoridades del Estado estén en franco y radical distanciamiento. ¿Acaso no deben renunciar a sus cuestiones personales, por importantes que sean, en procura de luchar juntos en esta guerra interna contra la delincuencia organizada? ¿Por qué no pensar y actuar como equipo gobernante unido, cohesionado en estos momentos difíciles que tienen sumido al país en los terribles apagones?
Ojalá la sindéresis, la nobleza del alma y el patriotismo retorne a los líderes de los poderes estatales para bien de todo el país.
